Aunque haya muchos defensores de los estilos más cercanos en el tiempo, lo cierto es que todavía hay quién disfruta de la sofisticación de los ambientes más clásicos. El refinamiento que destila esta disciplina decorativa es muy superior al de los entornos modernos. En conjunto, las estancias clásicas resultan sobrias y equilibradas. Todo está integrado y ningún elemento destaca sobre otro.
La clave está en el trabajo artesanal que hay detrás de los muebles y textiles, así como en los materiales empleados para crearlos. Alejados por completo de la industrialización, el acabado de las piezas prescinde de uniones metálicas y opta por ensamblajes tradicionales como el machihembrado y la cola. También son importantes los colores, la iluminación y otros detalles.
Mobiliario clásico
1. Distribución simétrica: La armonía es la máxima. Para lograrlo, nada debe colocarse al azar. Duplicar ciertas piezas es un acierto seguro, como unos sillones flaqueando el sofá, dos librerías exactas a cada lado de la televisión o dos mesillas de noche idénticas.
2. Materiales nobles: Al lujo se llega por la calidad de los materiales. Las encimeras son de piedra natural, preferentemente de mármol. En cuanto a los muebles, priman las maderas de nogal y roble, así como la exótica caoba.
3. Suelos de madera: El parquet es el pavimiento por excelencia de las casas clásicas. Aunque su mantenimiento requiere cierto esfuerzo y dedicación, esta madera aporta el aire exclusivo que define este estilo.
4. Paredes con papel pintado: Los paramentos verticales deben ser lisos y teñirse de pinturas que van del color beige, amarillo y ocre hasta el caqui, teja y burdeos. Sin embargo, un recurso genial es un papel pintado con damascos o relieve.
5. Molduras decorativas: La escayola blanca dibuja rosetones plagados de florituas en los techos. También son ideales las cornisas, ménsulas, frisos y cualquier forma adquirida por este material. Otro detalle interesante con yeso son los arcos de medio punto.
6. Protagonismo textil: El tapizado inunda butacas y sillas, incluso con respaldos de capitoné. Los suelos ganan calidez gracias a elaboradas alfombras persas, mientras que las ventanas se esconden tras contundentes cortinajes de jacquard brocado o terciopelo.
7. Mobiliario antiguo: Desde la jugosa ornamentación y riqueza de matices de los muebles Luis XV o Reina Ana, hasta la simplicidad elegante y funcional de los Biedermeier o Art Decó. Los muebles de época son un ingrediente fundamental del estilo clásico.
8. Lámparas de cristal: La iluminación juega un papel importante en estas distinguidas estancias. Las arañas de techo son las luminarias concentran la atención, pero no olvides complementarlas con apliques de bronce con tulipas de cristal blanco mate.
9. Detalles dorados y de porcelana: Los complementos dentro de este estilo se acumulan porque la sobrecarga es bien recibida. El brillo de los metales proviene de candelabros o marcos de espejos. Apuesta también por centros y jarrones de porcelana.
10. Obras de arte: Algo que no puede faltar dentro de una casa clásica es el arte. En lo que respecta a la pintura, los retratos y las escenas bucólicas son los cuadros favoritos. Las esculturas que más abundan son los bustos.
El estilo clásico ha conseguido sobrevivir a cualquier moda pasajera. ¿Te gusta el estilo clásico? ¿De qué muebles te has servido para introducirlo en tu hogar?
