La primavera concede un nuevo ciclo de la vida a muchas flores y plantas, pero también llega al jardín con un regalo envenenado: la lluvia. Los chaparrones que suelen caer en la primera mitad de esta estación pueden ser repentinos y virulentos, echando por tierra el trabajo vegetal de todo un año. Si las precipitaciones son torrenciales, la fuerza con la que caen las gotas podría ser capaz de destrozar por completo ejemplares delicados.
Si la predicción da lluvia, evita regar ese día o semana, dado que tus plantas recibirán una dosis gratuita de agua. No obstante, si se acumula mucho líquido en el jardín, el exceso de humedad puede hacer que éstas enfermen por hongos. Aunque ahora veremos cinco consejos para proteger tus especies, una de las mejoras formas de aprovechar el agua que cae cuando llueve a cántaros es recogerla en recipientes repartidos en el exterior, así convertirás un fallo en una virtud.
Proteger las plantas de la tormenta
1. Un paraguas de plástico - Poner a cubierto tus plantas es la mejor opción para que no se aneguen y sus tallos y hojas estén protegidos. Existen plásticos específicos en el mercado, pero también está la opción económica de hacerlo tú mismo. Lo importante es que el plástico quede bien tenso, que no haga bolsas, pero que entre el aire para ventilar. Si tienes una pérgola o un invernadero, conviértelo en un refugio para las especies más frágiles.
2. Utiliza corteza de pino - Uno de los acolchados más habituales del jardín es la corteza de pino. Este material orgánico favorece el drenaje y es muy útil para evitar la putrefacción de las raíces. Si las tormentas con el día de día de la zona en la que vives, lo ideal es que dejes el cepellón de los árboles un poco por encima del nivel del suelo cuando los plantes y lo rodees con corteza o gravilla. La grava también es capaz de absorber la humedad extra, así que no dudes en cavar una zanja alrededor de las especies directamente plantadas en el suelo y llenarla con este material.
3. Guías para las plantas altas - Para que un jardín sea dinámico y no caiga en la monotonía se aconseja combinar plantas de diferentes alturas. Las altas llaman mucho la atención: celestina, malva, campanilla, espuela de caballero, girasol, etc. Si quieres que aguanten, debes guiar sus tallos a través de soportes con el fin de que estos no se doblen. Si el aguacero coincide con su etapa de crecimiento, preocúpate con anterioridad de fijar bien estas especies con estacas al suelo. Para sostener los tallos usa hilos o tiras y aros de plástico. Según vayan creciendo, su follaje esconderá estas guías, que mantendrán erguida la planta.
4. Piedras en las macetas - Si tienes macetas, una buena forma de evitar que un aguacero imprevisto las haga daño es haber puesto en el fondo de la maceta un puñado de piedras. Recibirán de buen grado la lluvia, porque las oxigena y las limpia, pero colócalas en un lugar alto cuando empiece a caer agua del cielo. Cuando los chubascos son muy intensos, el peso del agua sobre pétalos y tallos hace imprescindible proteger los ejemplares más susceptibles de deterioro. Estamos hablando de las semillas que empiezan a germinar, las plantas bulbosas y las cactáceas. Mételas en casa si no tienes un espacio cubierto en el jardín. Procura que el ambiente en el que las dejes resguardadas tenga suficiente luz natural y, antes del riego, espera a que el sustrato esté seco.
5. Aprovecha para abonar - El cuidado del jardín obliga al empleo de ciertos productos que prolongan la vida de las especies aportando nutrientes y eliminando ciertas amenazas. El fertilizante cumple esta función, que tendrá que usarse siguiendo las necesidades de las plantas y las características del suelo. Hacerlo en exceso es peligroso, por eso la época de lluvia es una buena noticia. Al mezclarse con el agua, el abono, ya sea mineral u orgánico, se diluye y es más fácil para las plantas beneficiarse de él. Pasa lo mismo con los químicos que usamos para controlar las malas hierbas. Si se diluyen, serán más efectivos.
¿Y tú? ¿Cómo proteges tu jardín de la lluvia intensa? Si tomas alguna precaución o pones en práctica algún truco casero, no dudes en compartirlo.