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6 claves que definirán la vivienda que compraremos en 2022

La pandemia puso patas arriba nuestro concepto de hogar. El confinamiento nos reveló las carencias del espacio que habitamos, impulsándonos a buscar una vivienda mejor. Las necesidades de la demanda han dado un vuelco y esto se ha trasladado a la búsqueda, donde características que antes eran un mero valor añadido han cobrado una mayor relevancia. En cierto modo, estas tendencias van consolidándose, y ya no hablamos de algo puntual, «sino de cambios que, en poco tiempo, han calado profundamente en el mercado y que parece que han llegado para quedarse, al menos, un tiempo o quizá para siempre», revela David Martínez, CEO de Aedas Homes.

Aunque el centro de las ciudades seguirá teniendo su público, la periferia ganará terreno como ubicación

El traslado de la demanda hacia lugares menos bulliciosos se consolidará en 2022. «Es cierto que, en los primeros momentos, especialmente durante el confinamiento, observamos un especial interés por salir de los núcleos urbanos hacia zonas menos congestionadas», revela Carmen Román, directora comercial de Habitat Inmobiliaria. Uno de los disparadores de esta tendencia hacia la periferia ha sido el trabajo en remoto. Desde Vía Celere indican que «el auge del teletrabajo también ha fomentado las búsquedas de casas en las afueras, en las que poder trabajar eficaz y cómodamente».

Los centros de las ciudades tienen limitado su crecimiento porque las parcelas disponibles son escasas y muy caras, por eso las promotoras miran hacia localizaciones menos masificadas porque «es ahí donde existe la posibilidad de desarrollar promociones con espacios más grandes, terrazas, jardines o zonas comunes y que dispongan de un mayor número de dormitorios y baños», comenta Francisco Pérez, CEO de Culmia. Pero las agencias de intermediación también han notada esta inclinación en sus clientes: «La periferia por tener un stock más nuevo o más moderno, y los municipios, por el tipo de urbanizaciones, su menor densidad de población y, por supuesto, porque generalmente tienen un precio más accesible, siempre han sido un destino que ha interesado a aquellos a los que no les agrada el centro de las grandes ciudades», indica Jorge Torrent, gerente de Look & Find.

Los espacios exteriores cobrarán aún más relevancia. Terrazas, balcones y jardines serán una condición relevante

El encierro nos hizo mirar con envidia a nuestros vecinos con terraza, un activo desde el que poder disfrutar del exterior y sentirse liberado de la tiranía de las cuatro paredes.  Desde Vía Célere confirman que «contar con una terraza con entrada de luz natural o un jardín en el que poder desconectar son dos de los requisitos más solicitados actualmente por los compradores». La segunda mano se suma a estas premisas, tal y como anuncia Torrent, asegurando que «las categorías exterior, terraza, balcón o jardín, en definitiva los espacios exteriores, fueron algunas de las características más deseadas de la desescalada; sin ser hoy una condición indispensable, sí que siguen siendo una tendencia en las solicitudes que recibimos».

Esta conexión doméstica con el aire libre es un aliciente porque «en general, se busca un plus, introducir en la vivienda un factor extra que antes no se tenía, probablemente porque incrementaba el esfuerzo económico siendo menor el valor percibido para el cliente», señala Manuel Fernández, CEO de Redpiso. Al final, siempre buscamos mejorar nuestras actuales condiciones. Según Javier Sierra, presidente de Re/Max España, «la calidad de vida y todo lo que sea tener una vivienda mejor han cobrado importancia «. Es por ello que «dentro de los límites económicos de cada uno, la vivienda tiene más peso», añade Sierra.

Se intensificará la búsqueda de viviendas más grandes. Una mayor superficie hará que vivamos con más comodidad

Los datos del Colegio de Arquitectos lo confirman: la superficie visada en obra nueva y rehabilitación se incrementó un 22,21% en el tercer trimestre de 2021 en comparación con el mismo periodo de 2020. Los cambios de hábitos se perfilan como el elemento motivador de esta búsqueda de más metros cuadrados. Carmen Chicharro, directora comercial y de innovación de Metrovacesa, expone que «nos hemos adaptado durante este último año y medio a realizar todo tipo de tareas en casa, más allá de dormir o cocinar. El teletrabajo ha llegado para quedarse y cada vez hay más demanda de viviendas con más habitaciones para trabajar, como cuarto de juegos o incluso para hacer deporte».

Las cifras que arrojan las promotoras no dejan lugar a dudas sobre el hecho de nuestra casa se nos ha quedado pequeña. Jorge Valero, director de data y transformación digital de Aedas Homes explica que «la superficie útil media de los inmuebles que vendimos el año pasado ascendió a 93,4 metros cuadrados útiles, casi 5 más que en 2019, cuando la superficie media suponía 88,8». En la misma línea, Román incide en que «las personas que optan por unifamiliares ya representan más el 17% del total de compradores de obra nueva, un porcentaje que se situaba en el 8% antes de la pandemia».

De nuevo, el presupuesto marcará el que podamos cumplir este deseo. Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliario admite que «todos buscamos siempre la mayor superficie posible, pero lógicamente esto es algo que está estrechamente relacionado con el precio y no siempre podemos pagarlo». En ocasiones, no se trata de conseguir más metros cuadrados, sino de que estos estén bien distribuidos. Tal y como exponen desde Vía Célere, «es una cuestión de hacer los espacios más flexibles y aptos para multitud de usos». En este sentido, Juan Trevijano, director de marketing y desarrollo digital de Pryconsa, resalta el valor de «una mayor polivalencia en las estancias para poder adaptarlas a los nuevos hábitos».

El acceso a unas zonas comunes con piscina impactará al alza en las necesidades de los compradores

Se impone el tenerlo todo sin tener que salir de casa. Las urbanizaciones se convierten en ciudades en miniatura en las que es posible acceder a un catálogo creciente de servicios. «Los propietarios buscan optimizar al máximo su tiempo libre y demandan tener un amplio abanico de posibilidades de ocio y deporte internamente, sin necesidad de salir del complejo», subrayan desde Vía Célere, admitiendo que «hay un enorme interés por disponer de extras como piscina, gimnasio, pistas de pádel, zonas chill out, sala social gourmet, zona de juego para niños, o más recientemente, servicios en modalidad pop up». Trevijano constata esta tendencia, asegurando que «los clientes valoran mucho más, por las penurias del confinamiento sufrido, los espacios comunitarios con piscina, pádel y jardín«.

Precisamente, la piscina es servicio extra que más brillará en 2022. Román apunta que «la compra de viviendas con piscina ha pasando de representar el 79% del total de compras antes del COVID-19 al 84% que supone en la actualidad». La promoción ha tomado nota de esta pulsión, aunque el precio es uno de los obstáculos para el comprador que aspire a unos espacios comunitarios de primera línea: «No todo el mundo tiene acceso a una vivienda con jardín y zonas comunes, por lo que se hace necesario también el desarrollo de una oferta adaptada a todos los bolsillos», confirma Pérez. En cualquier caso, la preferencia es fuerte. Duque indica que «la piscina y el jardín comunitario encarecen, de media, más del 20% el precio de una vivienda y aún así son los pisos más buscados, y muy concretamente en las grandes ciudades».

El comprador reforzará su apuesta por la sostenibilidad, inclinándose hacia casas más eficientes energéticamente

El compromiso con el mundo que dejaremos a las generaciones venideras va instalándose en la sociedad. Desde Habitat confirman que «los compradores están cada vez más concienciados con el cuidado y respeto a los entornos y el medioambiente». Aunque ahora somos más conscientes de cómo influye la vivienda en el cambio climático, este cambio está motivado principalmente por los ahorros que genera a largo plazo vivir en una casa más verde. Trevijano sostiene que «con los incrementos del coste de la energía, los clientes se fijan ahora mucho más en los aislamientos térmicos de su vivienda, además de los sistemas de generación agua caliente sanitaria y climatización más eficientes». Una casa más eficiente supone una inversión mayor, pero desde Aedas Homes indica que el comprador «estaría dispuestos a pagar una media de 22.600 euros más por una casa sostenible».

Sin duda, la carrera por la vivienda del futuro es una responsabilidad que recae sobre la promoción residencial. «Las viviendas de obra nueva también ofrecen un mayor ahorro energético y mayor eficiencia y sostenibilidad, algo que se está valorando mucho y que en edificios ya construidos hace décadas es difícil obtener», estima Chicharro. En cualquier caso, todo el sector inmobiliario, incluidos los profesionales de la segunda mano, deben trabajar para alinear a los compradores con este reto energético. Es por ello que Torrent declara que «nuestro trabajo pasa por ayudar al cliente a que comprenda qué implica que un inmueble tenga una certificación energética A o E, por ejemplo,  y a que adquiera el producto que mejor se adapte a sus necesidades».

El comprador demandará que cada vez más trámites relacionados con la compraventa se realicen a distancia

La digitalización pisó el acelerador durante la crisis sanitaria, actuando como un «catalizador fulminante», según Trevijano. Las empresas inmobiliarias que salieron más reforzadas fueron aquellas que se supieron adaptar al escenario online. Desde Metrovacesa garantizan que «los tours virtuales por las viviendas o la posibilidad de comprar una vivienda en remoto se han afianzado». «Las promotoras hemos tenido que reforzar nuestros canales electrónicos y online para ofrecer la formalización de los contratos a través de plataformas digitales del proceso de firmas», indican desde Culmia. Actualmente, se impone un modelo híbrido: «La venta a distancia y la facilidad de realizar los trámites de manera telemática se aceleraron con la pandemia y ahora se combina con una atención presencial», confirman desde Habitat.

 

 

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