¿Tienes ganas de más?
Suscríbete a nuestra news para recibir recomendaciones, guías y temas de actualidad

Alquilar habitaciones para superar la crisis

La precariedad laboral y la inseguridad financiera han dejado casi como único recurso a muchas personas compartir piso.

La crisis está cambiando la manera de hacer las cosas y una de ellas es, por supuesto, la forma de acceder a una vivienda. La precariedad laboral y la inseguridad financiera han dejado casi como único recurso a muchas personas compartir piso como medio para independizarse o para tener un techo bajo el que vivir. Aunque no sea la mejor opción y la escojan por un periodo temporal, también es beneficiosa en varios aspectos tanto para arrendador como para arrendatario.

Si actualmente predomina en nuestra sociedad la falta de trabajo, los pocos ingresos y el rechazo a los compromisos hipotecarios con el banco, vivir compartiendo casa es la opción más cómoda y viable para dar salida al stock de vivienda que ni se vende ni se alquila. Al menos así lo piensa Isabel A., que hace tres años se compró un piso en Fuenlabrada (Madrid), pero actualmente tiene problemas económicos para pagar la hipoteca y hacer frente a los gastos: “Mi pareja y yo hemos perdido el trabajo y también se nos ha agotado la prestación por desempleo. Tampoco tenemos ayudas económicas de ningún tipo al no estar casados… Por eso, al sobrar habitaciones en la casa nos estamos planteando alquilarlas, aunque la falta de privacidad es lo que más nos frena”.

Más rentable para el propietario

“En estos últimos años, estamos recibiendo más llamadas interesándose por este tipo de alquiler”, asegura Rocío Reina, gerente de IdeaPiso, empresa que coordina a propietarios e inquilinos mediante contratos de alquiler por habitaciones. “La crisis económica ha provocado que se generen este tipo de fórmulas que, sin duda, deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad de regular ciertos ámbitos del sector inmobiliario”, corroboran desde el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI). De hecho, Airbnb es una de las pioneras en ofrecer nuevas soluciones. «Permitimos a sus propietarios sacar un dinero extra del espacio o propiedades que no utilizan, como la casa de la playa o la habitación de los hijos que ya se han emancipado, y ayudar así a hacer frente al pago de una hipoteca u otros gastos cotidianos», explica Jeroen Merchiers, responsable de Airbnb en España.

Por un lado, es la forma más barata y accesible para muchos ciudadanos, que ya no son ni mileuristas, ya que el precio medio de alquiler por habitaciones, por ejemplo, en Madrid es de 350 €, según el COAPI, y en otras autonomías baja aún más de precio. Además, permite la movilidad por trabajo o por oportunidades que puedan encontrar en el extranjero. Para los propietarios es una de las modalidades de alquiler más rentables. “Si hablamos de pisos de más de tres dormitorios, donde el alquiler convencional deja de ser proporcional al número de metros cuadrados y dormitorios que tiene el piso, sí, por supuesto que es más rentable”, nos explica Reina. “Puede llegar a duplicar la rentabilidad del piso, comparado con un alquiler tradicional de una sola renta”, añade.

Nuevos inquilinos, aparte de los clásicos

El perfil más común de este inquilino siempre ha sido el clásico estudiante de universidad, de máster, de doctorado o un joven en prácticas en una empresa que ha decidido a irse a vivir por su cuenta o que necesitan un lugar asequible y temporal donde alojarse. No obstante, como nos asegura la gerente de IdeaPiso, el perfil se está diversificando: divorciados, mujeres con más de 50 años con miedo a vivir solas y personas no tan jóvenes que vienen a trabajar de otras ciudades a empresas en la capital y no pueden permitirse pagar una renta de un piso para ellos solos. “Cada vez más tenemos pisos ‘temáticos’ de inquilinos que comparten profesión o actividad, de enfermeras, médicos, estudiantes de oposición o doctorando…”, cuenta Reina.

Desde COAPI aseguran que en la mayoría de los casos, no se hace contrato, excepto si lo gestiona una empresa que se dedica a ello, como es el caso del IdeaPiso. “El contrato que se firma es de alquiler de habitación en casa compartida. Se trata de un arrendamiento urbano para uso distinto del de vivienda, y se rige conforme a lo dispuesto en el art. 4.3 de la L.A.U., es decir, por lo previsto en el mismo por la voluntad de las partes”, explica Reina. Éste garantiza un mínimo de seguridad jurídica, ya que propietario e inquilino conocen los datos identificativos y pueden exigir derechos e indemnizaciones en caso de conflicto. La estancia mínima debe ser superior a un mes, aunque últimamente han aumentado los casos en los que los turistas prefieren veranear alquilando una habitación por una semana o unos días a un particular. «Más del 75% de los anfitriones de Airbnb son particulares que alquilan sus espacios a turistas de forma ocasional para ayudarles a afrontar gastos domésticos y obtener un ingreso adicional, así como conectar con gente de todo el mundo», asegura Merchiers. En Airbnb no se utilizan contratos al uso, la plataforma conecta a viajeros y a propietarios y el único contrato es aceptar los términos y condiciones de la compañía.

Subarrendador de habitaciones

Como en todos mercados, y algo más común en el de los alquileres, también se dan casos de inquilinos que subarriendan habitaciones para no tener que irse de un piso alquilado que ya no pueden pagar o incluso para ganar algo de dinero extra. Carmen A. compartía en un principio la casa con otra compañera a la que subarrendaba su habitación. “El contrato de alquiler del apartamento estaba a mi nombre porque era la única que tenía trabajo y aval para que la propietaria accediera a alquilárnoslo”, cuenta Carmen. “Mi casera me permitía el subarriendo y mi antigua compañera pagaba por la habitación unos 300 euros, lo mismo que yo. No hicimos ningún contrato porque me fiaba de ella”, revela.

No obstante, esta opción aparte de no ser la más segura tampoco es la más legal. “En casi ningún caso se permite el subarriendo por contrato, lo cual deja totalmente desprotegido al inquilino y al propietario. El primero ante la posibilidad de tener meses con rentas altas imposibles de pagar por una única persona y el segundo teniendo un piso ocupado por un número indefinido de inquilinos totalmente desconocidos”, asegura la gerente de IdeaPiso. La idea de alquilar habitaciones de viviendas así como apartamentos para pasar las vacaciones está en auge. De todo periodo recesivo salen nuevas fórmulas que trastocan los pilares de un mercado tradicional. ¿Cómo evolucionará la forma de acceder a la vivienda de aquí a unos años?

Publicidad