Los materiales para construir son cada día más innovadores. Sus propiedades y ventajas aumentan a medida que se van desarrollando de la mano de la tecnología. Se buscan productos que mejoren aspectos tales como el aislamiento o la resistencia a la humedad de las viviendas. De esta forma, surgen alternativas a los productos más tradicionales. La termoarcilla es una de las variedades que se está posicionando entre los primeros puestos de la construcción.
La termoarcilla es una combinación de arcilla, su elemento principal, y aditivos que se convierten en gas, durante el proceso de cocción. Así, lo que se consigue es que el bloque se rellene con una porosidad homogénea repartida en la masa cerámica. Es similar a la del hormigón ligero.
Respecto a la forma de este material, tiene una geometría especial, lo que permite que los bloques se empleen para construir muros de una hoja. Estos, pese a lo que se pudiera pensar en un primer momento, según los expertos, son más seguros que los que están compuestos por varias capas.
En cuanto a sus propiedades, la termoarcilla mejora el aislamiento acústico y térmico de las viviendas. Reduce el flujo de calor que se transfiere desde el ambiente más caliente al más frío. Este material, por tanto, se emplea en muros exteriores para evitar que el calor que se genera en el interior de la casa en invierno, se escape al exterior. Por otro lado, en verano, logra que la temperatura del exterior se transmita al interior.
Aislante acústico
Además, gracias a la porosidad de este material, aumenta el amortiguamiento del ruido e impide el paso del sonido de un lado a otro. Por último, la termoarcilla, logra una resistencia alta al fuego, siempre que esté protegido con mortero de cemento por una cara y enlucido de yeso por la otra. Otra de los elementos a los que hace frente es a la lluvia, aportando impermeabilidad a las fachadas.
