Las alfombras de pelo son muy decorativas, ya que pueden adornar rincones en los que las alfombras tradicionales no encajan.
El primer lugar que nos viene a la mente a la hora de decorar con cualquier alfombra es el suelo, pero con las de pelo tenemos aún más posibilidades.
Es muy frecuente encontrarlas en el respaldo de sillas y butacas, sobre el sofá, encima de la cama o mezcladas con otros tejidos. Algunas personas las utilizan como mantas.
Son perfectas para las habitaciones de los niños, puesto que podrán sentarse en el suelo a leer o jugar notando la sensación cálida y confortable que ofrecen estas alfombras.
Eso sí, procura que no coman ni beban sobre ellas ya que estas alfombras son difíciles de limpiar.
Aportan calidez a cualquier estancia por muy fría que sea su decoración, y se adaptan a todos los estilos de decoración desde los más clásicos a los más modernos.
Los salones, salas de estar y los dormitorios son las habitaciones más aconsejables para decorar con este tipo de alfombras.
Existe una gran variedad de modelos y estilos. Las más comunes son:
- Las alfombras de pelo largo, son las más cálidas y acogedoras. Tienen una superficie más mullida y tienen una gran capacidad aislante. Atrapan el polvo fácilmente y son difíciles de limpiar. Si vas a decantarte por las de pelo largo, utilízalas en una zona que no sea de uso frecuente.
- Dentro de las de pelo largo las más populares son las alfombras Shaggy. Su vellón mide entre cinco a siete centímetros de largo, y pueden estar hechas de lana, poliéster o polipropileno. Su superficie es muy brillante y sedosa. Pueden decorar estancias exteriores, aunque es mejor ponerlas bajo techo.
- Las alfombras de pelo corto son perfectas si quieres aportar frescura al ambiente. Son más económicas, higiénicas y fáciles de limpiar que las de pelo largo, pero su capacidad aislante es mucho menor.
¿Decorarías con alfombras de pelo?
