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Con tantas opciones en el mercado, a veces resulta difícil saber por dónde empezar a buscar piso de alquiler. A veces la oferta disponible facilita las cosas debido a su escasez. En cualquier caso, antes de empezar a hacer visitas, hay que fijarse un porcentaje mensual máximo de tus ingresos. ¿Cuál es la cantidad idónea que puedes pagar por ser inquilino? Aunque cada situación personal es única, en esta guía te mostramos cómo calcular cuánto puedes pagar de alquiler cada mes. De esta forma, te será más fácil elegir la casa que más se adapte a tus gustos y necesidades pero, sobre todo, a tu bolsillo.
Es hora de diseñar un presupuesto
Tus circunstancias personales van a decidir que la cantidad destinada al alquiler sea mayor o menor. Para fijarla, es conveniente que sigas una planificación con el cual seas capaz de distribuir fácilmente tus ingresos. La regla 50/30/20 es, en este sentido, una de las más utilizadas. Según este método, todo presupuesto debe distribuirse de la siguiente manera:
- Gastos básicos. Debes destinar el 50% de tus ingresos a costes necesarios, como el pago del alquiler, los suministros y la cesta de la compra.
- Ahorro. Un 20% del dinero que ganas has de dedicarlos al ahorro. ¿El motivo? Se trata de una cantidad que te va a servir de colchón ante posibles problemas financieros que puedas tener en el futuro.
- Gastos personales. El 30% restante de tus ingresos puedes dirigirlos a aquellas actividades o compras que vayas a hacer durante el mes. Desde realizar viajes a ir de tiendas, pasando por comprar regalos de cumpleaños o planear actividades de ocio.
Tu estilo de vida es esencial
Si has visto la vivienda de tus sueños y quieres alquilarla, pero su precio es elevado, es muy posible que se te haya pasado por la cabeza la posibilidad de recortar gastos personales para que, de este modo, la renta se pueda ajustar a tu presupuesto. Esta opción es muy loable, pero antes de tomar la decisión piensa bien si destinar una mayor suma de tus ingresos al alquiler va a compensar aquellas partidas de gasto a las que renuncias.
Si crees que eres capaz de vivir sin esa suscripción a una plataforma en streaming, dándote de baja en el gimnasio o sin viajar a lugares exóticos cada verano, adelante. Si estos costes son demasiado importantes en tu vida cotidiana, lo mejor será que sigas buscando casa de alquiler (y que esta sea más barata).
Al principio, siempre se paga más
Los gastos que se deriven de la mudanza a tu nueva casa también se verán reflejados, al menos durante un tiempo, en tu presupuesto. Dentro de esta partida deberás incluir no solo el gasto por trasladar tus enseres de una vivienda a otra, sino también la inversión en muebles para empezar a vivir en tu nueva residencia.
De igual modo, no debes pasar por alto que comenzar a vivir en una casa de alquiler lleva implícitos gastos como la fianza, que mínimo será de un mes. Si el trámite lo hacer por medio de una inmobiliaria, esta suele cobrar un mes de alquiler. Si, además, te han pedido un aval o un depósito bancario, es un suma y sigue.
Conviértete en un experto del mercado
Al igual que ocurre con la compraventa, en el mercado de alquiler residencial se dan enormes diferencias de precio según sea la zona en la que esté la casa. Estas variaciones también se registran dentro de la misma localidad, e incluso, dentro de un distrito, barrio o conjunto de calles. Las rentas suben y bajan conforme tuerces la esquina.
Es por ello que tienes que conocer bien el mercado del alquiler de la ciudad en la que busques vivienda y, dentro de esta, estar abierto a las diferencias de precio que puedes encontrar, según el barrio por el que te decantes. Estos vaivenes en las rentas de la oferta te ayudarán a fijar tu presupuesto final de alquiler.
Tus ahorros no se tocan
Es muy posible que te veas tentado a utilizar parte de ese fondo de emergencia que tienes ahorrado, pero no deberías tocarlo. ¿El motivo? Pues que es más que probable que, una vez que comiences a echar mano de este colchón, no sepas parar y te quedes sin nada. Desprenderte de esa red de seguridad, créelo, no es aconsejable en ningún sentido. Además, seguro que no quieres vivir de alquiler toda la vida, y ahorrar para comprar una casa también está en tus planes.
Del mismo modo, debes alejarte de tus tarjetas de crédito para pagar una fianza, por ejemplo, o retrasar tus pagos ordinarios. Bajo ningún concepto solicites préstamos personales para cubrir los gastos de tu nuevo alquiler. Hacerlo es una señal de que te estás endeudando por encima de tus posibilidades y de que todavía no estás listo para el cambio.