¿Cómo demostrar que soy inquilino habitual de un alquiler temporal?

El mercado del alquiler vive, desde el punto de vista de la renta, una de sus épocas doradas. La escalada de precios evidencia el creciente interés por una fórmula residencial que, sin embargo, enfrenta grandes retos, principalmente en aquellos lugares donde la demanda es abultada, pero escasea la oferta. Los inquilinos lo tienen difícil tanto para encontrar una casa donde vivir como para que esta tenga un precio asequible.

Esta falta de disponibilidad para el alquiler tradicional, sumada a la escalada de precios y el control que, desde ciertas administraciones, se ha puesto en marcha a raíz de la Ley de la Vivienda, han llevado a poner el foco en el alquiler temporal. Aunque legal, esta modalidad genera controversia debido no solo a lo sospechoso de algunos de estos contratos, sino también a su impacto en la accesibilidad a la vivienda.

Alquiler temporal vs. alquiler habitual

El concepto de alquiler de temporada hace referencia a un tipo de contratos de arrendamientos con ciertas particularidades. Para empezar, tienen una duración inferior a un año. De hecho, esa temporalidad viene ligada a la necesidad de satisfacer unas necesidades específicas y transitorias del inquilino, ya sean motivos laborales, estudios, tratamientos médicos, etc.

A diferencia del alquiler turístico -que se orienta a estancias cortas para turistas y requiere licencias específicas-, el alquiler temporal no exige licencias turísticas y tampoco está sujeto a la normativa que regula el alquiler habitual que, en los últimos tiempos, se ha endurecido con medidas como, por ejemplo, la limitación del precio de los alquileres en aquellas autonomías que lo han aplicado.

Una ley para regular el alquiler temporal

Así, en los últimos tiempos esta modalidad de alquiler ha proliferado, reduciendo así la oferta de viviendas disponibles para residencias habituales y contribuyendo al aumento de los precios del alquiler. Pero lo más preocupante es, sin duda, la simulación de alquileres temporales. Entre los motivos que podrían explicar esta situación están, por ejemplo, burlar las obligaciones impuestas por el marco legal aplicable. Dicho de otro modo, tratándose de un alquiler temporal, quedarían sin efecto cuestiones como la duración mínima, las prórrogas obligatorias de contrato o los topes a las rentas.

Con el fin de combatir ese uso fraudulento de los contratos de alquiler temporal y de habitaciones, recientemente se ha desbloqueado la tramitación de una nueva ley. La norma pretende equipararlos a la regulación de los alquileres habituales entendiendo, por ejemplo, que la temporalidad debe acreditarse correctamente o que si el período de arrendamiento se extiende más allá de nueve meses o se encadenan dos contratos consecutivos, debería aplicarse la misma normativa que al alquiler tradicional.

Cómo demostrar que eres inquilino habitual

¿Resides en una vivienda con contrato de alquiler temporal, pero en realidad es tu vivienda habitual? Poder demostrar que tu situación no es lo que parece puede ser más importante de lo que imaginas. Sobre todo si, por ejemplo, en el futuro te ves inmerso en litigios por uso fraudulento de la vivienda o necesitas acceder a ciertos servicios como ayudas públicas o similares. Si no sabes por dónde empezar, aquí van unas cuantas recomendaciones:

  • Empadronamiento en la vivienda. Aunque no siempre es posible empadronarse en una vivienda de alquiler temporal -especialmente si el propietario se opone-, en la práctica, muchas personas logran hacerlo. El padrón municipal es una de las pruebas más directas de que una persona reside de forma efectiva en un domicilio determinado. Incluso en contratos de temporada, los tribunales han reconocido el empadronamiento como indicio del carácter residencial del uso.
  • Domicilio fiscal. Otra evidencia de peso tiene que ver con la Renta. Si en la misma figura la vivienda alquilada como tu domicilio fiscal, enhorabuena. Estás dejando constancia oficial ante la Agencia Tributaria de que resides allí habitualmente. La dirección fiscal puede respaldar tu condición de inquilino estable, incluso aunque el contrato indique lo contrario.
  • Consumos de suministros. Las facturas de servicios como luz, agua, gas o internet constituyen una prueba objetiva del uso cotidiano de la vivienda. Si estos recibos están a tu nombre y reflejan consumos constantes en el tiempo, esto refuerza la idea de que haces un uso habitual de la vivienda.
  • Testimonios o declaraciones juradas. En caso de disputas o si necesitas acreditar tu residencia ante un organismo, los testimonios de personas que puedan certificar que vives habitualmente en la vivienda pueden ayudarte. Vecinos, el portero, repartidores de la zona… También puedes redactar una declaración jurada propia, explicando tu situación, el uso que haces de la vivienda y los motivos de tu permanencia. Esta declaración por sí sola tiene un valor limitado. Sin embargo, gana peso cuando se presenta junto con otros elementos probatorios.
  • Duración y continuidad del contrato. Uno de los indicios más claros de uso habitual es la continuidad en el tiempo. ¿Tu contrato de alquiler temporal se ha renovado varias veces? Estos hechos contradicen el carácter ocasional del arrendamiento. Incluso aunque los contratos se firmen con duración limitada, la jurisprudencia puede interpretarlo como una relación arrendaticia encubierta de vivienda habitual. Sobre todo, si se demuestra que no ha existido alternancia con otros inquilinos ni uso por parte del propietario.

El alquiler temporal es una alternativa válida dentro de la oferta del mercado inmobiliario pero su proliferación no solo afecta al acceso a la vivienda sino que exige una regulación capaz de evitar contratos de arrendamiento habitual encubiertos.

Publicidad