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Cómo negociar el precio de una vivienda en alquiler


El pago de la renta del alquiler suele ser el gasto fijo más importante que realizamos cada mes. Al ser el principal desembolso que se come nuestros ingresos, no perdemos nada por trata de negociar el precio y así poder destinar lo ahorrado a otros gastos. Tanto si vamos a arrendar una vivienda de nuevas como si ya somos inquilinos y nos toca renovar, debemos tener claro que siempre es posible establecer un diálogo con el propietario para ajustar la mensualidad.

La bajada del precio inicial del alquiler es algo mucho más común de lo que pensamos: el precio de salida puesto por el arrendador es orientativo y este suele valorar más allá de dicha cifra, inclinándose por aquellos inquilinos solventes pero que, sobre todo, le generen confianza.  Te explicamos cómo negociar con éxito el precio de tu vivienda en alquiler. ¡Sigue leyendo!

La educación, por delante

Negociar el precio de una vivienda en alquiler es el comienzo de una relación a largo plazo entre arrendador y arrendatario. Por eso, es importante que evites ser agresivo con la otra parte a la hora de conseguir una rebaja en la cuota. Independientemente de lo seguro que estés de que eres la mejor opción, trata de ser cortés y profesional con el propietario de tu futura casa, ya que la diplomacia y el tacto que utilices en el proceso te ayudarán a sellar el trato más rápidamente. Si ya llevas tiempo de inquilino y tienes una relación cordial, ya tienes la mitad del camino recorrido.

¿Cómo alcanzar este objetivo? Comienza explicando tus puntos fuertes como inquilino, ya que el arrendador solo te bajará el precio si es consciente de que eres quien realmente quiere para vivir en su casa. Entre otros aspectos, destaca tu historial como arrendatario, especialmente a la hora llevar a cabo los pagos con puntualidad o cómo has cuidado otras viviendas en las que te has alojado. Proporcionarle información de contacto sobre caseros anteriores también te ayudará a ganarte su confianza.

Muéstrale tus opciones

Es probable que, durante tu búsqueda de casa, seleccionaras más de una oferta para alquilar. En el caso de que así sea, guárdate este as bajo la manda e informa al propietario solo durante la negociación del precio final del inmueble.

Para ello, asegúrate, siempre de manera respetuosa, de dejar claro que su vivienda es una de las posibilidades que estás barajando alquilar. En el caso de que seas su única opción, o la que más conveniente le resulte, seguramente sentirá la necesidad de bajar el precio como una táctica eficaz para retenerte.

Cuando llevas ya tiempo como inquilino es algo más sencillo. En ocasiones, al propietario le puede dar cierta pereza tener que volver a iniciar el proceso de búsqueda de inquilino, petición de la documentación, etc., por no hablar de que tendrá que acondicionar la casa de nuevo dándole un lavado de cara o comprar algún que otro electrodoméstico que ya esté viejo.

Ofrece la cifra adecuada

Calcular la cifra que vas a ofrecer al propietario de la vivienda que te interesa es, quizá, el punto más controvertido de la negociación. Y es que este dato no puede ser demasiado bajo, pues de esta forma el propietario podría sentirse ofendido y declinarte como futuro inquilino, pero tampoco omitirse, ya que no te beneficiarías de una posible rebaja del precio e incluso podrías abandonar la carrera por ocupar esa vivienda.

Así las cosas, lo más interesante que puedes hacer es ofrecer una cifra algo más baja que el precio del alquiler anunciado, la cual funcione como margen suficiente para que el propietario la acepte. Para llegar a ella, puedes investigar otras propiedades similares en la zona en la que estés buscando y constatar su valor de salida al mercado. De igual modo, debes cuidar tu presupuesto, por lo que nunca comuniques una cifra que comprometa tu salud financiera. Si ya vives de alquiler, puedes apoyarte del mismo modo en otros pisos similares que haya en la zona que ofrezcan lo que ya tienes por menos dinero.

Aprovéchate de la oferta

Al margen de los argumentos arriba mencionados, siempre puedes aprovecharte de la situación de la oferta del mercado del alquiler que haya en la zona que te interesa. Eso sí: si te decantas por hacer uso de esta opción debes ser muy prudente y, sobre todo, diplomático.

Para ello, durante el proceso de negociación del precio del alquiler puedes hacer referencia a la situación del mercado del arrendamiento en el área donde se ubica el inmueble y comunicar al propietario que otras viviendas similares ofrecen más servicios y comodidades por el mismo precio o menos. Esta situación puede provocar presión sobre el dueño, de tal forma que la bajada de la renta de la vivienda os ayude a tomar la decisión.

Ofrece algo de valor al arrendador

Es muy probable que, en el proceso de negociación del precio del alquiler con el propietario, este te diga que no hay margen para bajarlo. Sin embargo, debes tener claro que no has quemado todas tus opciones, por lo que la económica puede convertirse en la principal.

Comprometerte a mantener los sistemas de electricidad, calefacción, suelos o la pintura de la vivienda puede convertirse en la baza final con la que conquistes al arrendador. El ahorro de tiempo y de dinero terminarán por elegirte y bajarte algo la cuota mensual. Si se trata de una renovación, apóyate en el hecho de que siempre has sido un buen pagado que ha pagado puntualmente y que has mantenido la vivienda en perfectas condiciones.

Ajusta el contrato

¿Tiene el contrato alguna cláusula con la que te sientas incómodo pero que, de modificarla, cambiarías la percepción que tiene el propietario sobre ti? De ser así, intenta cambiarla. Si estás dispuesto a ceder en ese aspecto, es más que posible que te veas beneficiado de una bajada en el precio del alquiler.

Estos cambios de contrato pueden incluir distintos aspectos, desde el periodo de arrendamiento estipulado hasta la fianza que te exijan antes de entrar a vivir en la vivienda. También puedes comprometerte a ajustar la fecha de finalización del contrato, y hacer coincidir este con un momento al que al propietario le resulte más fácil y probable encontrar otro inquilino.

Plantea otras concesiones

No solo de dinero vive el hombre. Por eso, es importante que te mantengas avispado y conozcas bien los intereses del propietario de la vivienda que quieres alquilar. ¿Existe alguna alternativa para que veas rebajado el precio de tu arrendamiento y que su dueño se vea beneficiado en otro terreno? Analiza su predisposición de cara al alquiler de la vivienda y plantéale soluciones.

Es lo que sucedería, por ejemplo, si desease ocupar la vivienda durante tus vacaciones. En el caso de que estés dispuesto a llevar a cabo un arrendamiento flexible, plantéaselo. Esta predisposición por tu parte será bien vista y valorada, por lo que más pronto que tarde obtendrás tus frutos en forma de reducción de cuota de alquiler.

Deja pasar algo de tiempo

Has probado todas las opciones y no has obtenido el resultado buscado. ¿Quiere decir esto que es el final? En absoluto. Puedes optar por alquilar la vivienda, si cumple con todos tus requisitos y puedes asumirla en términos económicos, e intentar reducir el precio de la cuota mensual más adelante.

Piensa en que durante ese lapso de tiempo puedes convertirte en un inquilino modelo, por lo que siempre puedes tener una nueva posibilidad para mantener una conversación con el dueño de la vivienda y negociar el precio del alquiler. De igual modo, es importante que seas consciente de que a los propietarios les cuesta tiempo y dinero encontrar buenos inquilinos y prepararse para ellos. Por eso, si te has ganado su confianza y te muestras responsable ante él seguro que tendrás esa segunda oportunidad con la que conseguir tu objetivo.

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