¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria a las cooperativas de vivienda?
De momento creo que como a todo el sector inmobiliario residencial. En un primer momento parándose todas las acciones, comerciales de gestión y de nuevas iniciativas. En este momento retomando todo casi con normalidad (entregas de promociones, comercialización y gestión ordinaria) salvo lo nuevo o por iniciar. Con mucha cautela tanto por parte de los posibles compradores, como por las entidades financieras.
¿Qué iniciativas han puesto en marcha para paliar los efectos negativos de la pandemia en su negocio?
A corto plazo hemos implantado un ERTE para acotar los efectos negativos en la tesorería a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos. A medio plazo estamos mejorando nuestro modelo de comunicación interno y con los clientes para hacerlo más intensivo y eficiente.
El trabajo en la nube ya lo teníamos implantado. Si bien no tenemos dudas sobre que el teletrabajo no es la mejor opción para nosotros. La necesidad de la comunicación directa en cada momento es insustituible. No podríamos estar entregando 100 viviendas como estamos haciendo en este momento sin el trabajo presencial de casi todos los intervinientes. Tardaríamos el doble de tiempo en hacerlo.
¿De qué forma han manejado las dudas de sus clientes respecto a los proyectos residenciales en marcha?
La acción más importante ha sido ofrecer un seguro gratuito de pago de cantidades hasta la entrega de la vivienda que resuelva imprevistos personales frente a posibles impagos originados por la pérdida temporal del empleo, por ejemplo. Por otro lado, como he dicho antes, hemos mejorado nuestra comunicación con lo clientes con mayor frecuencia y de forma más directa y personal.
¿Cree que el sector de las cooperativas de vivienda saldrá reforzado una vez comience la nueva normalidad?
En época de crisis siempre surge esta afirmación. Pero todo depende de cómo se comporte el resto del mercado y, sobre todo, la administración pública, facilitando suelo para la vivienda protegida. En este caso el modelo cooperativo tendrá mucha importancia.
¿Qué papel va a jugar el sector inmobiliario y de la construcción en la generación de empleo tras el coronavirus?
Puede ser clave, pero va a depender de la confianza que den el gobierno en general y las entidades financieras.
¿Cree que la demanda ha recuperado la confianza en esta modalidad de compra y que las malas prácticas de la crisis de 2008 han quedado atrás?
Pienso que la gente hoy se siente más segura que antes cuando se enfrenta a la compra de una vivienda. Las garantías son mayores y, sobre todo, los actores están mucho más profesionalizados. Ha habido una criba muy importante en este sentido y no es fácil que se haga promotor cualquiera.
¿Cómo pueden desde empresas como Libra GP facilitar el acceso a la primera vivienda a los jóvenes?
Podemos hacer mucho, pues nuestro modelo es idóneo para producir vivienda más asequible, si disponemos de suelo a precio razonable. No marcamos el precio final en función del mercado, si no como suma de costes reales.
¿Tienen en cuenta la sostenibilidad a la hora de plantear sus desarrollos residenciales?
Ya es imposible hacer viviendas poco sostenibles. No sólo porque lo tengamos claro en nuestro, si no por la propia normativa que nos obliga a ello. No obstante, queremos ser equilibrados y hacer aquello que realmente merezca la pena con los recursos actuales.
¿Piensa que aspectos como la gestión de licencias urbanísticas o del suelo urbanizable deben revisarse?
Se trata de algo básico en nuestro sector. Ya muchos ayuntamientos han agilizado las concesiones de licencias de primera ocupación mediante la declaración responsable. Pero queda mucho camino por recorrer tanto en la concesión de las licencias de obra (sólo conocemos un ayuntamiento, el de Valladolid, donde los técnicos municipales tienen asumido el objetivo de dar esta licencia en menos de 3 meses, y lo cumplen), como en la agilidad en trámites urbanísticos.
Pero aquí me gustaría señalar que hay muchos actores a quienes también hay que exigirles agilidad: las compañías suministradoras de servicios (eléctricas especialmente) o los departamentos sectoriales que tienen obligación de emitir informes. Para muchos de ellos los plazos no existen. Una compañía eléctrica puede tardar dos años en aprobar un centro de transformación y retrasar la entrega de viviendas terminadas muchos meses con el coste financiero que ello supone.
¿Cuáles son sus planes de expansión?
Contenidos. Hay que esperar prudentemente a ver cómo se comportan la administración y las entidades financieras. Las primeras con los planes de ayudas, suelo e incentivación que prometen. Las segundas con su posición a favor de facilitar el crédito a promotores y cooperativas. Los compradores, sí creo y confío en que van a estar ahí, si se les ofrecen oportunidades asequibles. Las ganas de tener una vivienda nueva seguirán estando.
