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Corregir las carencias de las plantas

¿Las hojas de tus hortensias, gardenias o limoneros se ven descoloridas? ¿Ha perdido su tono verde oscuro el follaje de tu camelia? ¿Por qué se han vuelto marrones las puntas de las ramas de tus coníferas? ¿Quieres que tus hortensias vuelvan a dar flores azules? Todas estas preguntas apuntan a carencias en la nutrición de estas plantas. Si identificas los síntomas podrás ponerles remedio.

Como todos los seres vivos, para gozar de buena salud y desarrollarse correctamente, las plantas necesitan una serie de nutrientes, que han de obtener del suelo. Las formulaciones NPK que aparecen en el etiquetado de los fertilizantes que les aportas para enriquecer el sustrato indican el porcentaje de los tres macronutrientes primarios que las plantas requieren en cantidades importantes: nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K). También incluyen magnesio y azufre, que junto con el calcio, constituyen los macronutrientes secundarios. Los fertilizantes contienen también pequeñas cantidades de micronutrientes: hierro, cinc, cobre, boro, manganeso, molibdeno… Cada uno de estos elementos químicos cumple una función diferente y complementaria en el metabolismo de las plantas. Tanto su ausencia como su sobreabundancia tienen consecuencias negativas para su salud y aspecto.

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Los correctores de carencias aportan esos elementos que la planta echa en falta para estar saludable. Debes utilizarlos como complemento  s de los abonos, ya que no los sustituyen.
En general, el tipo de planta, su tamaño y su ciclo biológico, entre otros parámetros, determinan sus necesidades de nutrientes. Pero, además, el pH del suelo cumple un papel clave para que la absorción se produzca correctamente. En general, el pH ideal para el cultivo se sitúa entre 5,5-6,5, con algunas excepciones, como las plantas acidófilas (fíjate en el texto sobre la clorosis al final de la columna de la derecha), que requieren un pH más bajo.

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Plantas deslucidas, ¿por qué?

Los fertilizantes o abonos complejos incluyen los macro y micronutrientes necesarios en una fórmula equilibrada, de modo que si los aplicas en la dosis y frecuencia indicadas, la planta debería ofrecer un aspecto saludable y desarrollarse bien. Unas plantas bien nutridas no solo se ven espléndidas, sino que también soportan mejor el estrés por frío o calor y son más fuertes ante el embate de plagas y enfermedades. Sin embargo, ¿por qué a veces no sucede así?

  •  ¿Les estás dando abono? A lo mejor no les estás aportando abono o fertilizante, no les das la dosis que necesitan (tan negativo es quedarse corto como excederse), o no lo estás haciendo con la periodicidad necesaria.
  • ¿Les das el fertilizante adecuado? También puede ocurrir que el producto que estás utilizando no se ajuste a las necesidades de tus plantas. Por ejemplo, estás dándoles un fertilizante universal cuando tu planta tiene unas necesidades específicas. En el caso de las plantas de interior o el césped, el fertilizante debería ofrecerles mayor cantidad de nitrógeno; en el de las plantas que producen flores y frutos, una dosis mayor de fósforo y potasio; en el de los cactus y crasas, una fórmula con menor proporción de nitrógeno y mayor de potasio para que sean más resistentes y las flores tengan colores más vivos, y altas cantidades de magnesio, que protege las raíces contra la pudrición. En tu centro de jardinería encontrarás una gama cada vez mayor de abonos específicos: para geranios, orquídeas, rosales, cactus y crasas, acidófi las, coníferas, hortalizas, cítricos, frutales, palmeras, césped, bonsáis, plantas de interior…
  • ¿El suelo tiene el pH adecuado? La presencia de cal en el suelo y en las aguas de mala calidad, algo habitual en muchas regiones de España, eleva el pH del sustrato, lo que provoca que muchos de los nutrientes que aportas mediante la fertilización no se disuelvan en el agua y, por tanto, la planta no pueda absorberlos. Es lo que sucede concretamente con el hierro y produce clorosis, sobre todo en las acidófilas. En las zonas de aguas duras es mejor utilizar para el riego agua de lluvia o descalcificada.

Cómo reconocer los síntomas

¿Cómo sabes si tu planta tiene carencia de nutrientes?

  • Si detectas anomalías en las hojas viejas, normalmente las de la parte inferior de la planta, probablemente le esté faltando algún macroelemento. Asegúrate de que les estás aportando el fertilizante adecuado y con la frecuencia correcta. O comprueba el pH del suelo (mezcla dos tercios de agua destilada con uno de su tierra, sumerge una tira de papel de tornasol y observa la reacción: la acidez la tiñe de rojo y la alcalinidad, de azul); si el pH es demasiado alto deberías renovar el sustrato e intentar mejorar la calidad del agua de riego.corregir-las-carencias-de-las-plantas
  • Si los primeros síntomas se manifiestan en los brotes y hojas nuevos, normalmente quiere decir que le está faltando algún microelemento. Si estás aplicando un abono universal significa que los microelementos que contiene sufren la interferencia que provoca un pH alto del suelo. Para solucionar estos problemas de forma rápida existen los correctores de carencias, que aportan esos elementos que la planta echa en falta. Debes utilizarlos como complementos de los abonos, ya que no los sustituyen.
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