Si tienes un bebé y quieres que su cama crezca con él o ella el resto de su vida, te vamos a dar una solución. Estoy segura de que la has visto cientos de veces, pero la mayoría de la gente no sabe cómo se denomina. Existen un tipo de camas nidos -esto es que tengan una cama arriba y otra abajo- que cuentan con brazos y respaldos. Su nombre correcto es diván.
¿A qué lo has visto en muchas habitaciones infantiles y juveniles? Te voy a mostrar tres versiones en los que esta cama se transforma y acompará a tu hijo hasta la adolescencia e incluso hasta que se independice.
En cada momento un estilo
Supongamos que es la habitación de una niña la que quieres decorar. El diván blanco será la elección acertada para ambientar una habitación de princesa de cuentos de hadas. No te olvides de inluir un dosel… ¡tu hija no querrá salir de ella!
Cuando la niña cumpla unos 8 o 9 años esta decoración tan infantil ya no le servirá. Querrá sentirse mayor -aunque para ti no lo sea- y tendrás que eliminar cualquier vestigio de rosa de su cuarto. El diván permanecerá intacto, como mucho tendrás que cambiar los colchones y los textiles para que tenga un nuevo aire. Puedes mantener la colcha rosa pero apostar por un color aguamarina en la pared y algunos cojines floreados.
El siguiente cambio se producirá a los 15 años. Tu hija ya no querrá nada de rosa y podrás hacer su cuarto más funcional. Escritorio, estantería y cuadros serán los protagonistas en detrimento de mesas bajas para jugar o arcones para almacenar juguetes. Como siempre el diván seguirá siendo el hilo conductor de cualquier decoración y permanecerá inalterable. Te sorprenderá cómo cambia su aspecto con unos cojines nuevos.
El mayor inconveniente que le veo a este tipo de camas es que resulta muy complicado hacerla a diario. Además es incómoda a la hora de meter las sábanas y estarás luchando constantemente contras las arrugas producidas al apoyarte para hacerla bien.
¿Qué te parece esta idea? ¿La ves cómoda para la habitación de los niños?
