Diseño biofílico: vivir naturalmente

La culpa es de Edward O. Wilson. Este biólogo, profesor de Harvard y ganador de dos premios Pulitzer, escribió en 1984 un libro titulado “Biophilia”. La palabra no existía, se la inventó. Y con ella creó un concepto nuevo que, básicamente, se podría resumir como el amor por la naturaleza. Rápidamente el término fue adaptado por arquitectos e interioristas y empezó lo que no es un estilo, sino un movimiento: el diseño biofílico.

La arquitectura y la naturaleza han estado siempre conectadas. Las referencias naturales están en las columnas griegas, en la Alhambra de Granada o en la obra de Gaudí. Pero no es hasta finales del siglo XX que la idea de integrar la naturaleza en el propio edificio se convierte en toda una corriente de pensamiento a escala global.

Y no es para nada casualidad que el interés por el diseño biofílico crezca al mismo ritmo que lo hace nuestra preocupación por el calentamiento global y el cambio climático. Este es el gráfico de las búsquedas en Google en los últimos 10 años sobre diseño biofílico.

¿Qué es el diseño biofílico?

El diseño biofílico apuesta por integrar elementos naturales en la construcción de los edificios y el diseño de interiores. No se centra en la sostenibilidad o la eficiencia energética, sino en la sensación que tendrá la persona que habite, trabaje o visite ese espacio. Y propone una conexión sensorial completa, incluyendo aromas, sonidos y sensaciones iguales o parecidas a las que uno puede tener en un entorno natural.

Para conseguir este efecto, los expertos dan algunas claves:

  • Potenciar al máximo la luz natural
  • Tener contacto con el aire fresco exterior, ya sea a través de ventanas o terrazas
  • Priorizar los espacios abiertos y difuminar el límite entre interior y exterior
  • Utilizar materiales orgánicos como la madera, el bambú, el cuero o la piedra
  • Incorporar la vegetación en el interior de forma natural
  • Integrar el agua como elemento en movimiento
  • Decorar con paletas de colores naturales y neutros
  • Crear espacios refugio donde encontrar la tranquilidad

Beneficios indiscutibles

Sólo en el año 2022 se publicaron 2.707 estudios científicos en todo el mundo sobre los beneficios del diseño biofílico. Muchos se centran en su impacto en entornos de trabajo, destacando que se consigue reducir el estrés y las bajas, incrementar la productividad y creatividad e, incluso, convertir la empresa en más atractiva para posibles empleados.

Pero también hay estudios sobre los beneficios en hospitales, hoteles, restaurantes, tiendas y, por descontado, en el entorno doméstico. Vivir en una casa diseñada a partir de esta idea nos ayudará en cinco aspectos muy relevantes:

#1 Ser más felices

#2 Dormir mejor

#3 Estimular nuestros sentidos

#4 Mejorar nuestra capacidad cognitiva

#5 Respetar más nuestro entorno

Uno de los estudios más prestigiosos especializados en diseño biofílico es Oliver Heath Design. En este vídeo (en inglés) detalla porqué debemos integrar la naturaleza en nuestra vida cotidiana.

Según las Naciones Unidas, en el año 2030 el 60% de la población mundial vivirá en entornos urbanos. Y pasaremos el 90% de nuestro tiempo en interiores. Esto significa que los humanos y la naturaleza cada vez estaremos más alejados y que reconectar con la naturaleza es algo casi imprescindible.

Cinco ejemplos indispensables

En los 40 años que han pasado desde que Wilson bautizara la idea, esta tendencia arquitectónica no ha hecho más que ganar adeptos. Hay miles de edificios en todo el planeta que responden a esta manera de entender los espacios. Aquí presentamos cinco ejemplos que explican a la perfección en qué consiste el diseño biofílico.

Living Grid House, Singapur

Es uno de los ejemplos de diseño biofílico residencial más espectaculares. La fachada ya es toda una declaración de intenciones con cubos tubulares pensados para que las plantas cuelguen creando un efecto tropical. Por dentro, el techo es una claraboya gigante que ilumina grandes habitaciones cubiertas de madera y adornadas con todo tipo de plantas de interior. Una piscina con cascada infinity perfectamente integrada en el entorno acaba de completar un proyecto de referencia arquitectónica firmado por el estudio L Arquitechts.

The Wardian, Londres

Si quieres vivir en un apartamento con diseño biofílico hay algunos a la venta, y de obra nueva. Entre los más exclusivos está The Wardian, un flamante complejo situado en Canary Wharf y que destaca por sus paredes vegetales, sus árboles interiores y sus techos increíblemente altos. Todos los detalles están pensados para que las personas que vivan en The Wardian pierdan la noción de que están en el bullicioso centro de Londres.

Pujol, Ciudad de México

Fuera del ámbito residencial aún hay más ejemplos de diseño biofílico. Pujol ha sido considerado el mejor restaurante de México en numerosas ocasiones, y más allá de su excelente cocina, el espacio es realmente sorprendente. Los comensales comen en un espacio que no es ni interior ni exterior, ni urbano ni natural. El efecto conseguido por los arquitectos y diseñadores es total, gracias a borrar los límites del propio espacio y a integrar los elementos naturales como algo propio del lugar.

The Spheres, Seattle

Muchas empresas han constatado los beneficios que tiene crear entornos biofílicos para estimular la creatividad y la inspiración. Sin duda, el ejemplo de referencia es propiedad de Amazon. Se trata de un auténtico oasis construido con dos enormes burbujas de cristal que contienen hasta 40.000 plantas procedentes de 30 países distintos. La sensación conseguida es tan inmersiva que Amazon organiza visitas guiadas algunos fines de semana.

Oficinas de Selgascano, Madrid

El último ejemplo está en las afueras de Madrid, y más concretamente en medio de un bosque. Allí, el estudio de arquitectura Selgascano ha construido una parte de su centro de trabajo. Se trata de una especie de pasillo de cristal integrado perfectamente bajo los árboles y que permite a sus arquitectos pensar en soluciones biofílicas para los proyectos que desarrollan en todo el planeta.

 

Publicidad