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Duelo: colchones de muelles vs. viscoelásticos

De todos es sabido que la base de un correcto descanso reside en la elección de un colchón adecuado. En el mercado actual, las opciones se reducen generalmente a dos: el de muelles o el viscoelástico. Las recomendaciones de nuestros familiares y amigos, pero sobre todo, la experiencia personal, marcan la decisión final.

El primero es el que lleva más tiempo con en nuestros hogares, siendo la pieza central del dormitorio. Sin embargo, de un tiempo a esta parte los muelles se han visto desplazados por los modernos colchones de viscoelástica, un material revolucionario que entró haciendo mucho ruido, y que parece que ha venido para quedarse.

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Creo que no he dormido bien hasta que no he tenido mi colchón viscoelástico. Antes de tener uno de este tipo, tenía el típico de muelles que tendría que haber jubilado hace muchos años pero que definitivamente aguanté durante mucho tiempo. Cuando me decidí a cambiarlo me hice un recorrido por todas las tiendas especializadas para informarme de los tipos, calidades y precios.

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Recuerdo que había algunos que eran tan incómodos como el que tenía. Directamente te daban la sensación de expulsarte de la cama. Sin embargo el viscoelástico -el más caro de todos- parecía que me abrazaba. Los detractores de esta tecnología ideada por la NASA argumentan que te hundes en los colchones. Quizás dependa de la marca pero en el modelo que yo probé -y me compré- no ocurría ni ocurre.

Después de 12 años de uso el colchón se conserva impecable. No presenta socavones ni ha perdido su tersura. De hecho cuando voy de viaje o de vacaciones lo que más me gusta es volver a casa y dormir en mi cama. He viajado bastante y puedo asegurar que no he probado un colchón más cómodo que el mío.

Para los que argumentan que esta modalidad provoca muchas alergias solamente les puedo decir que no he desarrollado ninguna. También es cierto que jamás en mi vida he tenido alergia a nada, por lo que difícilmente este material podría causarme malestar alguno.

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Mi espalda es mi talón de Aquiles. Soy de la hermandad de quejicas de la L5-S1, la última lumbar y la primera sacral, dos zonas que cuando duelen son como la española cuando besa: que lo hacen de verdad. Así pues, desde hace años sufro continuos achaques que me causan hormigueos, parálisis, latigazos, calambres y toda una suerte de pesares que convierten el descanso en un utopía.

El colchón de muelles siempre ha sido un aliado fiel. Me ha permitido conciliar el sueño sin problema, siempre y cuando tomara las precauciones previas que toda persona diagnosticada con una hernia leve o protusión, y que ahora recuerdo para bien del lector. Cuando se duerme boca arriba, hay que colocar un cojín debajo de las rodillas, y cuando uno de acuesta de lado, dicho cojín debe estar entre las mismas. No obstante, cuando hay una crisis y a la espalda le da por crujir, no te libra ni Rita la Cantaora de visitar Urgencias.

He de reconocer que cuando estalló la moda de los viscoelásticos, mis ojos se iluminaron. Creí de verdad en que por fin había llegando la salvación para todos los aflijidos de lumbares y ciáticos del mundo. Pero no. Con toda la ilusión del mundo, mi novio compró un colchón viscoelástico carísimo y dos almohadas a juego.

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La primera noche fue un no parar. Dando vueltas y más vueltas… o intentándolo, porque tenía la sensación de estar atrapada en una trampa de gomaespuma. Quise justificar la incomodez pensando que extraba mi cama. Autoengaño total. Al día siguiente lo mismo. Y al siguiente. Paso un mes y mi espalda pedía medicamentos continuamente para descansar. Terminamos vendiendo el colchón.

La conclusión es que los avances en investigación son estupendos, pero trasladarlos de un entorno controlado al ámbito doméstico es un riesgo. Un colchón de muelles bueno, con un equibrio óptimo entre resistencia y elasticidad es perfecto para el descanso de todo el cuerpo. Eso sí, debes cambiarlo cada 7 u 10 años. En cuanto al viscoelástico, no te fies de las bondades de un producto que te trata de desbancar del mercado a algo que lleva en nuestras casas dando buenos resultados toda la vida.

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