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El alquiler, alternativa al camping en los festivales de música

Particulares, inmobiliarias y hoteles se mueven al ritmo que marcan los distintos festivales que llegan con el buen tiempo

“Piso para el festival SOS de Murcia” “Apartamento para el Primavera Sound” o “Alojamiento para el FIB”. Teclear estas palabras en Google da las primeras pistas de cómo los festivales de música que arrancan su temporada fuerte con los meses de buen tiempo mueven el mercado inmobiliario de las ciudades. A la oferta oficial de los festivales, con sus míticos campings, y a los hoteles y apartamentos, se suman particulares con pisos y habitaciones que salen al mercado solo para esos días.

Un ejemplo sería este anuncio en una web: “Habitaciones para alquilar en el Festival SOS de Murcia del 2013. El piso está a 10 minutos andando del recinto y el precio es de 30 euros/persona y noche”. A pocos días para que se celebre la sexta edición del festival murciano, uno de los primeros de la temporada, decenas de anuncios como éste pululan por foros. Son particulares que aprovechan la ocasión para sacar un dinero extra ante la ajustada oferta hotelera de la ciudad de Murcia, con el 100% de las plazas ocupadas para ese fin de semana. Es una cita que junta a miles de jóvenes en tres días y que dispara los precios de los alojamientos.

Prefiero un piso a un hotel

Francisco M. es una de esas personas que oferta su segundo piso en Murcia para el evento. “Pueden entrar seis personas en el piso y cobramos 300 euros por dos noches”, explica. “Sale más barato que los hoteles, que se ‘suben a la parra’ estos días cobrando hasta 100 euros por habitación y noche”, añade. Según una encuesta encargada por el Servicio de Estadística de la Región de Murcia, la mayoría de los asistentes al SOS 4.8 prefieren quedarse en una casa antes que en un hotel. De ese total que opta por pisos, el 72,9% se queda en la que le prestan amigos o familiares mientras que el 20,8% alquila. Los ciudadanos de otras comunidades son los que más dinero gastan de media al día (89 euros), le siguen los murcianos (70,43 euros) y, por último, los extranjeros (53,89 euros).

“Los precios de los alojamientos han ido subiendo más cada año conforme el festival ha ido cogiendo fama, mientras que se ha mantenido un precio de entradas bastante ajustado”, explica Francisco. Este año el abono para el SOS cuesta unos 40 euros, en función de cuándo se compre. “Las inmobiliarias se quedan bastante al margen del impacto en el alquiler de pisos en estos festivales”, explica el responsable de una agencia inmobiliaria en Murcia, que añade que “la gente no nos deja sus pisos para ofrecerlos un fin de semana. Es un mercado paralelo con el que particulares sacan un dinero extra de sus segundas viviendas en la ciudad, en las pedanías cercanas o incluso en la costa. Se alquila sobre todo a jóvenes que vienen de otras ciudades de España“, concluye.

Festivales rurales vs. urbanos

Algo similar ocurre con el Sonorama que se celebra en agosto en Aranda de Duero. La ajustada oferta hotelera de la zona en plena temporada veraniega complica el tema de dormir a precios razonables. Se abren otros mercados como el de los pisos particulares o las casas rurales para grupos de amigos. El panorama cambia algo en los festivales en grandes ciudades como es el caso del Primavera Sound en Barcelona. La amplia oferta hotelera de la ciudad y el perfil algo más ‘senior’ del asistente -el abono cuesta desde un mínimo de 100 euros hasta casi 200 euros para los más rezagados-, parece diluir algo más la oferta estrictamente particular aunque también existe.

Según una auditoría que encargó la organización del Primavera Sound, el espectador del festival es de perfil urbano, procede de fuera de Cataluña y pernocta en la ciudad una media de 4,1 noches, la mitad en hotel. “La semana del Primavera Sound siempre hemos tenido una ocupación total. Alquilamos a grupos de amigos que suelen repetir. La crisis ha hecho que la gente tarde más en reservar pero esperamos volver a llenar nuestros apartamentos”, explica Charlene Moriniere, portavoz de Daily Flats, una empresa de alquiler de pisos para cortas estancias. Las tarifas para esos días en sus apartamentos, rondan los 160-180 euros por noche.

El gasto estimado de los asistentes al festival incluyendo entradas, comidas, bebidas, artículos de mercadotecnia, alojamiento, transporte, compras y actividades culturales, se estima en 24 millones de euros. El Primavera Sound tiene un impacto económico total imputable en Cataluña de unos 65 millones de euros. Para la edición de este año ya están todos los abonos vendidos. “Es un buen festival para la oferta hotelera e inmobiliaria de la ciudad”, concluye Moriniere. Algunos asistentes veteranos del festival coinciden en esta afirmación: la mayoría prefiere el hotel. Si se recorta en algo es en el número de noches, aunque haya que perderse algún concierto.

De vacaciones al FIB

Otra de las citas más importantes del año llega en julio con el pionero FIB de Benicàssim que el año pasado reunió a 160.000 asistentes. Aquí el perfil mayoritario es el público británico, que copa el 70% del total de asistentes, mientras que entre un 25% y un 28% de espectadores son españoles y el resto de países europeos. La mayoría de los asistentes se divide entre la acampada, 21.500 el año pasado, y los hoteles con una ocupación en Benicàssim y Castellón que llega al 100% durante viernes y sábado.

La oferta de pisos particulares tiene precios que oscilan entre 500 y 1.000 euros por semana en función de las habitaciones y los extras, como la piscina, fundamentalmente. La renta va subiendo conforme se acerca la fecha, que además coincide con plena operación verano, lo que mueve mucho también el mercado profesional. “Alquilamos muchos apartamentos a jóvenes extranjeros. En este festival, por las fechas y por el perfil del asistente, la oferta de particulares no cuadra tanto. La gente busca alquilar casas por quincenas no para unos días”, explica Edgar, de la inmobiliaria Orange en Benicássim, que ofrece paquetes de viaje y alojamiento para estas fechas.

Como el perfil mayoritario es extranjero, se nota menos la crisis a la hora de alquilar, pero los problemas económicos del organizador -la empresa está en concurso de acreedores, aunque ha asegurado que el festival se celebrará- se están notando en que la gente está tardando más en cerrar reservas, añade Edgar, que confía en que el FIB vuelva a ser el revulsivo económico para la zona. Lo que parece claro es que lo del alojamiento va mucho con el tipo de festival. En unos triunfa el alquiler particular, en otros los hoteles y apartamentos, en otros las casas rurales y en otros el camping o la casa de playa. La oferta inmobiliaria y hotelera se mueve a ritmo diferente según el cartel. Como en los escenarios.

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