El salón es, con diferencia, uno de los espacios de la casa de mayor actividad. Desde leer un libro, hasta terminar el día viendo una serie, pasando por recibir a las visitas o hacer los deberes con los niños, son muchas las cosas que suceden en su interior. Esa versatilidad en lo que a su funcionalidad se refiere hace que un elemento como el puf en el salón sea una pieza imprescindible.
Estos asientos sin respaldos ni patas son, por definición, grandes aliados para el confort. Pero más allá de su carácter práctico, también cuentan con una dimensión estética que jugará a tu favor si decides incorporarlos como parte de la decoración.
De entre los muchos recursos que puedes añadir a la decoración, el puf en el salón es, sin duda, el complemento estrella. Una pieza versátil con muchas aplicaciones y diseños para todos los gustos
Los hay de muchas formas, materiales y tamaños. Esa versatilidad es, precisamente, una de las principales virtudes de estos asientos cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII en la zona de Turquía y el Magreb. Lo que empezó siendo una pieza indispensable para comer en el suelo cómodamente, es hoy un complemento que se ha colado en el diseño de salones de medio mundo.
Elegir el material del puf es una de las primeras cuestiones que debes resolver. Para ello es importante, no solo tener en cuenta el estilo de la decoración, sino el uso que harás de esta pieza o las ‘amenazas’ a las que puede estar expuesto.
Lo habitual es considerarlo como un asiento más. Aunque tampoco es raro emplearlos a modo de reposapiés, como mesa de centro o como sillón auxiliar para las visitas.
Con todos esos datos sobre la mesa, las alternativas a considerar son varias. Entre los más resistentes están los materiales sintéticos que, por lo general, se manchan menos. Sin embargo, si lo que buscas es un toque de distinción, el cuero o el terciopelo son una gran opción.
Las fibras naturales ganan protagonismo. Aunque los tapizados en tela abren un universo de posibilidades, gracias a la amplia gama de patrones y colores entre los que elegir.
Si tienes mano con las labores manuales, siempre puedes apostar por un diseño DIY. Los puf de trapillo o crochet son ideales para salones de inspiración boho. Aportan calidez y ese toque artesanal tan de moda en la actualidad.
Hacerlo tú mismo te permitirá, además, jugar con cuestiones como el color o las formas. Combínalo con una manta de producción propia o unos jarrones de arcilla artesanales. El resultado será un conjunto ideal para añadir un toque de personalidad a tu zona de día.
La diversidad de materiales es una de las características que permite integrar estos asientos en salones de todo tipo de estilos. Pero junto a ellos hay otra cualidad que anima en el mismo sentido: las formas.
Cuadrados y rectangulares, circulares, piramidales… Hay pufs para todos los gustos. Incluso, hay diseños que incorporan espacio de almacenaje en el interior para optimizar al máximo su aportación
Está claro que este tipo de asientos resultan de lo más práctico en el salón. Pero, ¿por qué no sacar partido a su atractivo y funcionalidad en otros espacios de la casa? Sus formas y tamaños garantizan su versatilidad, de ahí que, más allá de la zona de día, tengan cabida en otros muchos escenarios.
Como banqueta de tocador, para aliviar la espera en el recibidor, en el cuarto de los niños, como parte de la decoración del jardín y hasta en el baño. Son muchas las habitaciones a las que estos pequeños sillones sin patas ni respaldo añadirán un toque de originalidad.
Además de elegir el material o la ubicación es importante saber que existen diferentes tipos de relleno para pufs. El más popular entre los expertos es el poliestireno expandido EPS, un material que aporta una elasticidad, adaptabilidad y confort mayor que otros.
El llamado poliexpán es también conocido como bolitas de corcho blanco, corchopán, techopán, porexpán o hielo seco. Tiene una gran capacidad de recuperación además de ser antibacteriano, económico y reciclable.
Otras alternativas populares pero menos recomendables como relleno para el asiento son las tiras de papel y las espumas de poliuretano. Las primeras duran poco y en función del uso pueden obligar a cambiar el relleno varias veces al año.
Las segundas, son más resistentes pero ofrecen menos adaptabilidad que el poliexpán y eso va en detrimento de su comodidad.
¿Apostarías por el puf como el complemento estrella en el salón de tu casa o prefieres otro tipo de aliados para la decoración?
