Lo presento en forma de pregunta ya que podría ser ésta una futura situación en nuestra sociedad, la de plantearnos si algo que lleva siglos como una obviedad podría dejar de serlo y pasáramos a preguntarnos si un edificio destinado a vivienda lo ha hecho un arquitecto o que otro profesional.
Si sale adelante la futura Ley de Servicios Profesionales (LSP) que pretende dar a los ingenieros competencias en edificación, es decir, facultad para proyectar y dirigir obras de vivienda residencial, entre otras, nos preguntaremos si una vivienda la ha hecho un arquitecto o un ingeniero.
Entre hacer lo que sabes, que para eso te has formado, y hacer algo que te dejan hacer, hay una gran diferencia. El arquitecto diseña el espacio donde se desarrolla la vida cotidiana de la personas que lo habitan y de las que lo observan desde fuera y esto poco tiene que ver con lo que hace un ingeniero. Por ejemplo, aunque participa en el proceso, lo hace sumando como lo hacemos los arquitectos técnicos, que de momento nos hemos formado para otros menesteres. Un arquitecto técnico debe dirigir la ejecución material de esa obra, y somos competentes para otras muchas intervenciones más: certificados energéticos, licencias ambientales, tasaciones, periciales…
Con la excusa de la competitividad se pretende ampliar competencia aunque eso suponga privar a la sociedad de algo. Esto podría tener un poco más de valor viniendo de una persona que por su formación, que no por su afición, se podría dar al nuevo deporte de hacer arquitectura, si hay una ley que así lo permitiera, ya que los arquitectos técnicos estamos en vías de ser ingenieros de la edificación. Ya se sabe que en época de ríos revueltos la ganancia es de pescadores y aquí se pretende dar licencia de pesca a todos pero la verdad es que hay pocos peces para tanta caña.
