Con tan solo mirarla te dan ganas de sentarte sobre ella. La butaca Womb es una pieza de diseño que se agradece tener cuando llegas a casa de trabajar o cuando te apetece leer un libro. Su creador es Eero Saarinen, uno de los diseñadores más innovadores del siglo XX.
Una butaca para acurrucarse
Sarinen participó con Charles Eames en un concurso que se realizó en el MoMa de Nueva York en 1940, donde hicieron una propuesta de madera laminada.
En esos años era un material difícil de manejar, pero Saarinen y Eames consiguieron dominar la técnica y moldear las diferentes capas de madera que componen la silla.
Más tarde, Saarinen recibió el encargo de diseñar una pieza envolvente, una silla donde poder acurrucarse mientras lees un libro.
En 1948 consiguió su objetivo y diseñó una butaca en madera laminada que era diferente a lo que se había visto hasta entonces.
Womb significa útero en inglés. Saarinen eligió ese nombre por la comodidad y la calma que ese lugar trasmite a los fetos.
Este icono refleja la idea que su diseñador tenía acerca de como debía sentarse el ciudadano de postguerra. Es un asiento que permite al cuerpo adoptar varias posturas poco formales.
Es una demostración de que los asientos pueden ser cómodos y acogedores sin perder modernidad.
La butaca tiene un soporte mullido y está compuesta por un armazón en forma de concha tapizado en fibra de vidrio, y por una base de acero. Cuenta con un reposapiés para poder estirar las piernas, y con una versión mini para los más pequeños.
Es uno de los asientos más vendidos de la firma Knoll. Desde su nacimiento no se ha parado de fabricar butacas Womb en ningún momento.
Está disponible en varios colores que pueden complementarse en una misma estancia en el caso de que decidas adquirir más de una pieza.
Las curvas y las formas orgánicas de Womb hacen que combine a la perfección con alfombras y textiles en fibras naturales.
¿En que estancia crees que encajaría mejor?