Hace cinco años reformé mi piso en Madrid. Todos aquellos que hayan pasado por algo así, conocen bien lo complicado que puede llegar a ser. Hay que tomar decisiones sobre aspectos estructurales, tipologías de suelo, pintura, muebles, el diseño detallado de casa esquina de cada cuarto y, cómo no, la luz, ese componente intangible que termina siempre siendo una de las piezas angulares de todo buen diseño.
Hasta ahí, nada nuevo. Por esto ha pasado mucha gente. Lo difícil para mí fue que, durante esa época, casi nunca estaba físicamente en la ciudad, así que lo que debió ser un proceso divertido e ilusionante, se convirtió en uno de mucho trabajo y algo de tensión, para qué negarlo. Nunca olvidaré el día en el que, cuando mi nuevo salón era todavía una obra, el arquitecto-interiorista me dijo que tenía una semana para decidir dónde pondría las estanterías, los sofás y los muebles, ya que había que encargar la iluminación.
No podía ser, me dije, que en pleno siglo XXI, la arquitectura de interiores siguiera teniendo tímidas incursiones en la tecnología, como los planos 2D de AutoCAD, difíciles de entender y modificar. Y que, en términos generales, seguíamos dependiendo del papel, un enorme montón de catálogos, y conversaciones entre arquitectos y clientes difíciles de visualizar, más aún si no están en la misma habitación, o en la misma ciudad.
Desde entonces, la verdad es que los profesionales del diseño de interiores, las marcas de muebles y las tiendas de decoración, han estado poco a poco abrazando nuevas soluciones tecnológicas que van surgiendo y que les permiten mejorar su flujo de trabajo y sus ventas. Pero todavía el proceso de diseño requiere demasiado tiempo, es caro, excesivamente manual, y a veces puede llegar a ser frustrante por no conseguir involucrar a clientes finales como yo.
Para resolver estos problemas hay compañías innovadoras trabajando con tecnologías disruptivas, como la realidad virtual, aumentada, o mixta, para su uso en la arquitectura de interiores, facilitando la visualización de las ideas, en tiempo real, allá donde esté el cliente y en cualquier momento.
Y ahora, la pandemia y los confinamientos
Ha pasado bastante más de un año desde que el mundo entra y sale de períodos de confinamiento para evitar la propagación de la pandemia. Está claro que Covid-19 ha dejado una marca indeleble en el mundo. Casi todas las empresas de todos los sectores han tenido que adaptarse a los retos de estos confinamientos masivos, ya sea permitiendo el trabajo en casa, minimizando el tiempo de contacto con los clientes o manteniendo una distancia social segura. Y es en situaciones como esta cuando la tecnología se convierte en elemento indispensable para el diseñador de interiores, que debe seguir siendo capaz de gestionar proyectos para sus clientes de forma eficiente y muy visual, asegurando una comunicación fluida e interactiva.
La realidad virtual lleva con nosotros, como tecnología, bastantes años -en algunos sectores, como el del juego online, es conocida desde hace tiempo-. Sin embargo, su aplicación, como herramienta de trabajo para la arquitectura, es más reciente. El uso de herramientas online para el diseño en 3D de espacios interiores, por ejemplo, es una de las aplicaciones más disruptivas de esta tecnología. Ya podemos ver, en aplicación real, cómo un software de renderización en 3D basado en la realidad virtual permite a los diseñadores crear, compartir y personalizar fácilmente diseños hiperrealistas del espacio para sus clientes que además pueden compartir en cualquier dispositivo, allá donde estén, realizando cambios en unos pocos clics para reflejar las sugerencias de sus clientes.
Un nuevo salto cualitativo -y toda una revolución para el sector- se produce si, además, la herramienta contempla la introducción de un menú de objetos de decoración reales, con conexión a los fabricantes y tiendas de distribución donde poder adquirir las piezas directamente. Y todo ello sin la necesidad de contar con un costoso ordenador para diseño gráfico, ni con numerosos paquetes de diseño caros, ni tampoco un dispositivo especializado para ver los diseños.
Pensamos que, con la adopción de herramientas como esta, todos ganamos:
El cliente final que desee diseñar su casa, su oficina, lo podrá hacer de forma más rápida, menos costosa y con un nivel mucho más alto de interacción y entendimiento visual, sin tiempos de espera, de lo que se le está proponiendo, pudiendo participar, si así lo desea, en el diseño de sus propios espacios vitales.
Para los diseñadores, este tipo de herramientas marcará un antes y un después en su actividad profesional, ya que facilitará la comunicación con sus clientes, incluso en remoto, permitirá la gestión de más proyectos de interiorismo y, al final, una mayor facturación por su tiempo y trabajo.
Para los minoristas, cuyos objetos se alberguen en la misma herramienta, se abre un nuevo canal de distribución digital de sus productos, permitiendo ventas adicionales de forma rápida y sencilla.
La magia de la tecnología va a facilitar la remodelación o decoración de nuestros espacios vitales y de trabajo. Gracias a ella se habrán acabado las experiencias costosas y frustrantes en el mundo del diseño de interiores para todos, desde el profesional al usuario final. ¡Para mí, es una pena que no haya pasado antes!