Desde que el 3 de abril pasado se completara la última fase de transición a la Televisión Digital Terrestre, no son pocos los hogares españoles que se han visto sorprendidos por el llamado Apagón Analógico. No es de extrañar. Pese a la amplia difusión informativa y campañas de comunicación que han realizado las Administraciones Públicas, Colegios Profesionales, Asociaciones de Empresas Instaladoras de Telecomunicaciones… para anunciar –a bombo y platillo-la llegada de esta nueva era de la televisión, a muchos españoles les ha pillado el toro. Nunca mejor dicho.
Sin embargo, si de algún servicio no se puede privar a una comunidad de propietarios es de la televisión. En ocasiones, la avería de una antena puede incluso alargar las ya de por si dilatadas juntas de propietarios. La Televisión, en mayúscula, se ha convertido en un “bien básico” de los hogares. De hecho, al adquirir en propiedad o alquiler un inmueble, lo primero que compramos o solicitamos al arrendador es un televisor. La TDT ya ha llegado a nuestros hogares, pero no está de más dar respuesta a una serie de interrogantes hasta ahora de dudoso planteamiento.
Por ejemplo, ¿un receptor externo de TDT es suficiente para poder ver la programación en varios aparatos de TV ubicados en nuestra vivienda que no dispongan de un sintonizador integrado? La respuesta es no. Es necesario que cada televisor convencional disponga de un receptor TDT para de esta forma recibir con claridad la señal digital que proviene de la antena comunitaria. Y, ¿cuáles son las principales novedades que introduce la TDT al panorama audiovisual español? Además de permitir la implantación de la alta definición (HD TV), surgirán servicios interactivos de fácil acceso desde el mando a distancia. La TDT ha entrado de lleno en nuestros hogares. Apostemos por ella.
