La vida hiper doméstica: Nos quedamos en casa

“A los adolescentes y jóvenes de hoy en día les falta calle”. Este es un comentario bastante extendido entre los llamados boomers o personas de la generación X, es decir, a la gente nacida entre 1950 y 1980. Y tiene su explicación.

Hasta finales de los 90 quedarse en casa era extraordinariamente aburrido. El hogar era un espacio, en general, austero, con muy poca oferta de ocio. No existían ordenadores, ni móviles, ni plataformas para ver series o películas, ni redes sociales. Las cosas emocionantes pasaban, casi siempre, fuera de casa. Íbamos sobrados de calle. Pero cambios demográficos y, sobre todo, la llegada de Internet lo cambió todo.

Esta es la historia de como un simple hogar, en pocos años, se convirtió en un hogar total.

Dentro se está mejor

La demografía y la tecnología fueron las grandes palancas de transformación de los hogares.

En el año 1970, la tasa de fecundidad (hijos por mujer) en España era de 2,88. Dicho de otra forma… lo normal era tener tres hijos y compartir el mismo espacio. En sólo dos generaciones (en 2023), se llegó al mínimo histórico de 1,2 hijos por mujer, el más bajo de la Unión Europea.

Por lo tanto, el hogar también ha sufrido una transformación familiar. Menos gente, más espacio y más tranquilidad. El alboroto que pueden producir 3 hermanos es incomparable al de un hijo único.

De forma simultánea a este cambio de paradigma demográfico, irrumpió la tecnología a gran escala. El hogar empezó a conectarse y a equiparse con dispositivos orientados al ocio y al confort. La siguiente tabla ilustra cuando se adoptaron masivamente las tecnologías en los hogares españoles:

AÑO TECNOLOGÍA
1995 Videojuegos
2000 Ordenadores personales
2005 Internet
2010 TV de pantalla plana
2010 Smartphones
2010 Redes sociales
2015 Aire acondicionado
2020 Plataformas de streaming

 

En apenas 25 años, el hogar se convirtió en un espacio óptimo para el ocio. Además, las redes sociales y el fenómeno influencer, potenció los hogares como espacios de creación de contenidos, generando la imagen de entornos muy positivos y acogedores.

Y llegó la pandemia. Si ya estábamos a gusto con nuestro Netflix y nuestra mantita, nos prohibieron salir a la calle. Rápidamente nuestra casa también se convirtió en una oficina y hasta en un gimnasio. Según varios estudios, durante la pandemia aumentó hasta un 60% el gasto por persona en reformas del hogar. Una inversión que, después de la pandemia, ha permanecido en forma de espacios más agradables para la vida diaria.

A día de hoy, y según datos del Instituto Nacional de Empleo, un 15,4% de los españoles teletrabajan de manera habitual o ocasionalmente.

La casa que te cuida

Más allá del entretenimiento, el hogar también ha adquirido una dimensión emocional y práctica mucho más profunda: la de refugio. Según el informe The New Habitat 26/27 de APE Grupo, “la percepción del exterior como un entorno caro, inseguro y agotador ha motivado a muchas personas a invertir en la mejora de sus hogares, priorizando la comodidad y la eficiencia”.

Quedarse en casa es una decisión económica y emocional. En lugar de salir, las personas están creando pequeñas experiencias premium dentro de su hogar: cenas con amigos, noches de cine, sesiones de spa o incluso fiestas temáticas. La tendencia se refleja en datos como los de Pinterest, donde en mayo de 2024 las búsquedas relacionadas con cenas en casa aumentaron más de un 6.000%.

A esto se suma el avance de la digitalización. El hogar es hoy un ecosistema hiperconectado que permite teletrabajar, estudiar, hacer deporte, jugar, comprar o incluso socializar sin moverse del sofá. El auge de los servicios de streaming, las plataformas de gaming y las clases en línea refuerzan este efecto. Lo que antes estaba reservado a espacios públicos ahora se puede replicar (o incluso mejorar) en casa, desde una sesión de yoga hasta una cena de alto nivel con ingredientes a domicilio.

En Estados Unidos existe un concepto llamado “waking time” y hace referencia al tiempo que pasamos despiertos en casa. En 2003, era el 50% del tiempo. Hoy ya se supera el 62%. En este nuevo paradigma, el hogar ya no es solo un lugar donde se descansa: es donde ocurre todo.

La tendencias en diseño que arrasan

Este nuevo escenario ha llevado a que el diseño del hogar ya no responda solo a criterios estéticos o funcionales, sino a una necesidad más profunda de bienestar, autoexpresión y estimulación dentro del propio espacio. Esto se traduce en tendencias muy innovadoras:

Hobbyficación

Es la adaptación activa del hogar a las pasiones personales. Ya no se trata solo de tener espacio para descansar, sino de reservar zonas que alimenten la identidad, el aprendizaje y el bienestar a través de actividades significativas. Esta tendencia ha ganado fuerza especialmente entre quienes trabajan desde casa.

El proceso suele empezar con una necesidad: tener un lugar donde desconectar del trabajo sin salir de casa. Así surgen los rincones dedicados a la pintura, la cerámica, la edición de vídeo, la escritura, el modelismo o incluso el cultivo de plantas. En viviendas compartidas o pequeñas, estas áreas se habilitan mediante soluciones modulares, mobiliario plegable o armarios con doble función.

Este tipo de espacios:

  • Fomentan la salud mental al integrar momentos de “flow” en la rutina doméstica.
  • Dan sentido al tiempo libre, más allá del consumo pasivo de entretenimiento.
  • Refuerzan la identidad del hogar como un espacio que estimula, no solo que aísla.

Además, plataformas como TikTok o YouTube han popularizado el registro y la exhibición de estos pasatiempos, contribuyendo a la transformación de los hobbies en elementos centrales del diseño del hogar. Ya no se ocultan; se celebran, se muestran y se integran en la narrativa visual de la casa.

Nooks

Es la palabra inglesa para rincones o recovecos, unos espacios que responden a una necesidad emocional creciente: la de encontrar refugios dentro del propio hogar. Son pequeños espacios pensados para el descanso, la introspección o la desconexión digital. En una casa hiperactiva y multifuncional, los nooks ofrecen pausa, recogimiento y seguridad.

Estos rincones se ubican en lugares muchas veces desaprovechados: bajo una escalera, al lado de una ventana, en una esquina del dormitorio o incluso en el recibidor. Su diseño prioriza la comodidad sensorial:

  • Iluminación cálida y tenue.
  • Textiles agradables (cojines, mantas, alfombras).
  • Elementos naturales como plantas o madera.
  • Mobiliario de escala reducida que abraza el cuerpo (sillones envolventes, bancos con respaldo alto, etc.).

La función principal de un nook no es práctica, sino emocional: invitan a parar. Leer, meditar, tomar un té, escribir a mano o simplemente mirar por la ventana. Son microespacios que ofrecen una experiencia íntima y reconfortante en medio del ritmo acelerado de lo doméstico.

Diseño dopamínico

Se basa en activar las emociones positivas a través del entorno físico. En contraste con el minimalismo frío o los interiores neutros del pasado, esta corriente defiende que el hogar debe provocar alegría, sorpresa y satisfacción sensorial. Se inspira en los mecanismos neurológicos que asocian ciertos estímulos visuales y táctiles con la liberación de dopamina, el neurotransmisor del placer.

Este tipo de diseño se traduce en decisiones valientes:

  • Uso de colores vibrantes y contrastes inesperados (verdes ácidos, rosas intensos, azules eléctricos).
  • Presencia de texturas y materiales ricos (terciopelo, cerámica vidriada, papel pintado, superficies rugosas o acolchadas).
  • Elementos decorativos con sentido lúdico o nostálgico (ilustraciones, objetos vintage, neones o piezas artesanales).

Más allá de la estética, el diseño dopamínico busca mejorar el estado de ánimo diario. También tiene una dimensión social: muchas de estas elecciones visuales están pensadas para aparecer en fotos, videollamadas o stories, haciendo del hogar un escenario estimulante y expresivo.

Zonificación flexible

A medida que el hogar se convierte en escenario de múltiples actividades, surge la necesidad de crear zonas diferenciadas dentro de espacios compartidos, sin recurrir necesariamente a muros o reformas estructurales.

Se utilizan elementos como:

  • Estanterías abiertas que actúan como divisores y, a la vez, permiten el paso de la luz.
  • Biombos, cortinas o paneles deslizantes que crean privacidad puntual.
  • Alfombras, cambios de color en paredes o iluminación estratégica para delimitar visualmente áreas de trabajo, relax o juego.

Esta estrategia permite que, por ejemplo, un salón funcione como oficina por la mañana, gimnasio por la tarde y sala de cine por la noche, sin perder armonía ni recargar el ambiente.

Vive el hogar total

La casa ha dejado de ser simplemente el lugar al que se regresa: ahora es el epicentro de la vida. En un mundo exterior cada vez más demandante, caro y digitalizado, el hogar se ha transformado en un espacio autosuficiente, flexible y emocionalmente significativo. Ya no es solo un refugio, sino también un estudio, una sala de espectáculos, un restaurante, un gimnasio o una fábrica de creatividad. Esta vida hiper doméstica no es una renuncia a lo exterior, sino una revalorización de lo interior.

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