Los usuarios que acuden a una agencia inmobiliaria tanto para comprar o alquilar como para ponerla a la venta saben que tendrán que pagar una comisión por sus servicios. Generalmente, esta comisión se sitúa en torno al 3% de la operación. Dada la situación actual, ahorrar cualquier euro es importante y algunos usuarios deciden acabar la compraventa por su cuenta, dejando de lado a la agencia, pese a haber usado sus servicios. Las agencias inmobiliarias acuden cada vez más a los tribunales para defender sus derechos.
A partir de aquí hay que tener en cuenta qué tipo de contrato se ha firmado. Cada agencia firma cláusulas diferentes con sus clientes. Una de las más comunes es el tiempo de venta en exclusividad a la agencia. Los ciudadanos que intenten esquivar las comisiones pueden ser condenados a pagar los honorarios de la agencia, más las costas judiciales y los intereses de demora.