España se ha convertido en uno de los principales países receptores de inversión de grandes fortunas en materia inmobiliaria. Es lo que se desprende del último informe de Knight Frank al respecto, en el que se confirma que hasta 1.200 millones del total de la inversión que recibió España en 2016 procedía de inversores privados.
Según el documento, el 70% de estos inversores presenta un origen extranjero. De esa cantidad, el 33% es estadounidense. El atractivo actual por este sector es consecuencia de los bajos tipos de interés, el cambio de mentalidad en relación al alquiler y las previsiones de revalorización del precio de las viviendas. Así, en la actualidad la rentabilidad por alquiler se sitúa en el 8%.
