El crédito promotor sigue contando con una morosidad galopante. Aún resta por amortizar unos 270.000 millones de euros en crédito de este tipo, y casi un tercio, cerca de 90.000 millones ya se encuentra en mora. La única opción que le queda a los bancos es quedarse con los activos, suelo, viviendas, etc.
La entrada masiva de activos inmobiliarios se refleja de manera negativa en las cuentas a través de las provisiones que es necesario aportar. Solo el Santander, el BBVA y CaixaBank, que apenas contabilizaban 5.000 millones de adjudicados en 2008, han visto cómo, cuatro años después, el monto bruto de estos activos se eleva ya a 29.225 millones, cuya cobertura ha requerido el aporte de 14.590 millones, causantes directos de que los resultados de 2012 hayan sido los peores que se recuerdan.