Sentir una inconfundible sensación de serenidad es lo que muchos esperan al cruzar el umbral de la puerta de sus casas. El hogar es fuente de inspiración. Es nuestro pequeño refugio ante cualquier tormenta. Un escenario donde las preocupaciones se diluyen arropadas por la intimidad. No hay duda de que una casa es un lugar ideal para encontrar el bienestar. Ahí es donde radica la esencia del nesting.
Esta tendencia en auge defiende el quedarnos en casa frente a la búsqueda de planes constantes que nos alejen del hogar. ¿El objetivo? Buscar la felicidad a través de las pequeñas cosas. Una lectura entretenida, una tarde de cocina en familia, un baño de espuma…
La actividad frenética y el ritmo de vida actuales, entre otras cosas, han impulsado el nesting. Esta tendencia al alza en los últimos tiempos aboga por disfrutar de la felicidad de quedarse en casa
Para entender un poco más en qué consiste esta corriente hay que hablar de sus orígenes. El término se importa del inglés que significa ‘nido’ pero nace, principalmente, en los países nórdicos. A partir de ahí recibe influencias del hygge escandinavo y el cocooning popularizado en la década de los 90.
Con diferencias, unos y otros señalan el confort, la calidez y el bienestar de los interiores como algunos de sus mantras principales.
La comodidad que ofrece el hogar frente a otros escenarios es uno de los puntos a favor que explora el nesting, el fenómeno que te hará disfrutar más de tu casa. La idea es recurrente, sobre todo, en época de crisis. En esos momentos en los que salir supone un dispendio, el hogar es la alternativa ideal para buscar ‘refugio’.
Pero no solo eso. Las nuevas generaciones, principalmente los millennials, han recibido de buena gana esta corriente. Frente a la búsqueda de planes alternativos, quedarse en casa el fin de semana es una opción más que válida para disfrutar.
Para alcanzar la atmósfera perfecta que propicie ese bienestar no vale todo. El orden se antoja una pieza clave dentro del puzzle. Los espacios bien organizados derrochan armonía y el equilibrio es básico para el confort interior del hogar.
La decoración se convierte así en una gran aliada. Al contrario que los ambientes hygge no hay por qué sucumbir a colores neutros o texturas cálidas. Se trata, más bien, de encontrar un estilo propio que conduzca a la felicidad y reduzca el estrés.
El nesting apuesta por rodearnos de todo aquello que nos haga felices. Los recuerdos, las fotografías y todos los accesorios que nos llenen de positividad son bienvenidos para crear un hogar del que disfrutar.
La idea, en todo caso, es crear composiciones capaces de proporcionarnos paz interior. Estancias que despierten emociones y sean capaces de hacernos tener más ganas de estar en casa.
Desde leer un libro a los pequeños de la casa hasta hacer galletas en familia o disfrutar de una maratón de series tirado en el sofá son muchas las actividades que puedes practicar en el hogar
Cuidar a las plantas, hacer origami, echarse una siesta en el sofá… Tu casa te brinda el mejor escenario para practicar todo tipo de actividades capaces de hacerte recargar las pilas al tiempo que reconectar contigo mismo.
Y es que dedicarse tiempo a uno mismo, a conectar con su interior, practicar sus aficiones, buscar su bienestar y su felicidad son algunos de los objetivos básicos del nesting. Conocerse mejor es el camino para resetear, sentirse bien y encontrar la felicidad.
Si bien es cierto muchos han descubierto el potencial del nesting al hilo de la extraordinaria situación creada por la crisis del coronavirus, esta práctica no siempre es recomendable. La felicidad de quedarnos en casa no debe confundirse con los miedos que atan al hogar a quienes padecen patologías relacionadas con el aislamiento social.
El nesting no consiste en engancharse a las nuevas tecnologías y asilarse totalmente del resto. Más bien se trata de combinar planes en el exterior con momentos de felicidad en el hogar explorando para ello todas sus posibilidades.
¿Y tú? ¿Practicas el nesting?
