La reciente crisis económica ha afectado a numerosos sectores de manera importante, incluyendo el sector inmobiliario, y más concretamente, al alquiler de viviendas. La dificultad del acceso a créditos hipotecarios, la subida de precios y el exceso de oferta de inmuebles, provocaron un cambio en las tendencias y las necesidades de los usuarios a la hora de adquirir una vivienda, ya fuera como propietarios o como arrendatarios.
La ruptura de la burbuja inmobiliaria hizo caer en picado la venta de viviendas y propició el consiguiente impago de hipotecas, los desahucios y la adquisición por parte de las entidades bancarias de un importante stock de inmuebles sin otra opción que la de ponerlos en alquiler por un precio más bajo del valor que tenían antes de la crisis.
Con estas directrices, el alquiler parecía a priori la fórmula más asequible para el acceso a la vivienda, sin embargo la escasez de recursos por parte de los usuarios provocó la necesidad de ayuda por parte de las administraciones para dar salida a la imponente oferta de vivienda acumulada.
Es aquí donde el ministerio de Fomento, a nivel estatal, y las Comunidades Autónomas, a nivel local, se pusieron de acuerdo para lanzar planes de ayudas para el alquiler y favorecer el acceso a la vivienda a miles de familias con escasos recursos y pocas oportunidades. Sin duda, gracias a estas ayudas, en muchos casos insuficientes, pero totalmente necesarias, muchas personas pudieron disponer de un bien, que no olvidemos, sigue siendo de primera necesidad, a pesar de los precios desorbitados que alcanzaron hace varios años.
Los planes de ayudas propuestos suponen un incentivo importante para diversos colectivos de la población, no solo personas sin recursos, también jóvenes que buscan su primera vivienda y que, sin ayudas, no tendrían la oportunidad de conseguirlo, dada la precariedad laboral y el bajo poder adquisitivo derivados de una crisis que, afortunadamente, tiene visos de llegar a su fin.
Las ayudas para el alquiler suponen un importante revulsivo para conseguir equilibrar la excelsa oferta de vivienda vacía de hace casi una década y la demanda siempre creciente de personas que desean acceder a una vivienda. Para hacernos una idea del estímulo que aportan estas subvenciones, en la Comunidad de Madrid se contemplan de dos tipos:
- Viviendas de alquiler en rotación: el precio del alquiler no superará los 4,7 euros mensuales por m2 útil. Por ejemplo, un piso de 60 metros cuadrados tendrá un alquiler mensual máximo de 282 euros.
- Vivienda de alquiler protegido: la renta de alquiler no podrá superar 6 euros mensuales por m2 útil. Por ejemplo, en un piso de 60 metros cuadrados el alquiler no podrá ser superior a los 360 euros.
Solo en la Comunidad de Madrid, más de 7.000 familias se han beneficiado de estas ayudas que se han orientado a personas con escasos recursos económicos donde los ingresos de la unidad de convivencia son el principal elemento priorizador a la hora de conceder las subvenciones.
Gracias a estas ayudas en todo el territorio, cada vez más se reduce el porcentaje de vivienda en propiedad (78,8%), en relación a la vivienda alquilada (21,2%) y España se acerca poco a poco a la media comunitaria: 70,1% de propiedades por 29,9% de alquileres, según datos de la agencia comunitaria de estadística Eurostat.
Las subvenciones también permiten un mayor conocimiento del sector, así como una mayor confianza a la hora de alquilar viviendas. La creciente especialización y la profesionalidad por parte de las agencias de alquiler a la hora de gestionar los contratos de arrendamiento, benefician de igual manera a arrendadores y arrendatarios y favorecen el relanzamiento de un sector que resulta clave para el crecimiento de nuestro país.
