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¿Quieres una casa gratis? Múdate al campo

Hay pueblos que necesitan familias y familias que necesitan pueblos.

Las dificultades económicas llevan a miles de familias a volver al pueblo para iniciar una nueva vida con unas condiciones ventajosas de alquiler o de compra de vivienda. De este modo, pueblos semiabandonados o en riesgo de desaparecer recuperan población y, por otro lado, familias con dificultades económicas acceden a una vida con menos gastos. Hay pueblos que necesitan familias y familias que necesitan pueblos. Las iniciativas no son nuevas, pero sí las motivaciones. Hace años el movimiento de la ciudad al campo venía provocado generalmente por el hartazgo, por la necesidad de buscar tranquilidad o por la intención de volver a lo natural, a la vida en el campo.

Marta Ruidera es madrileña de nacimiento y después de trabajar casi 20 años en el sector bancario, decidió hace ahora quince años dar un giro a su vida y a la de su familia para irse a vivir a una aldea de Teruel. “Veía como el estrés podía conmigo y con mi marido, mis hijos vivían a un ritmo de vida que considero que no era bueno para ellos y en un momento dado, pensé que se nos estaba escapando la vida entre ir a un lado y a otro”. Dicho y hecho. “Vendimos nuestro piso en Madrid y con el dinero que sacamos después de pagar la hipoteca pudimos comprar una casa aquí en Teruel y montar un negocio. Explotamos un negocio agropecuario y tenemos caballos y yeguas, y tenemos vida”, explica.

Cambian las motivaciones

Ricardo Malta también ha dejado la gran ciudad, este barcelonés de 49 años ha cambiado su rutina y la de su familia, pero por motivos bien diferentes. “Ni mi mujer ni yo teníamos trabajo ni paro y con tres hijos no sabíamos qué hacer, vimos la oportunidad que nos daban aquí en Vilariño y nos devolvieron la esperanza. Pagamos un alquiler de 100 euros y no pagamos ni colegio, ni comedor, ni tasa de basuras ni agua, así que aunque solo trabajo yo y gano 800 euros, vivimos dignamente”.

Vilariño de Conso es uno de los pueblos que vio en la crisis el vaso medio lleno. Es un pequeño pueblo de Orense que veía como poco a poco el pueblo se convertía en fantasma. Su colegio iba a desaparecer y la Asociación de Vecinos Xolo se puso manos a la obra para evitar la desaparición de la escuela lo que suponía dar un paso más para ser un pueblo abandonado. Desde la asociación explican que “hemos conseguido que gente del pueblo nos cediera casas que tenían vacías o semi-abandonadas y a partir de ahí con el trabajo de la asociación y algunos apoyos externos tenemos de momento a 14 familias viviendo aquí, pagando un alquiler máximo de 120 euros”.

Una de las portavoces de la asociación cuenta las ventajas de instalarse en el pueblo, aunque reclama “un poco más de apoyo por parte del ayuntamiento”. Reconocen que “estamos saturados de peticiones, porque ahora queremos conseguir que las casas más viejas del pueblo nos las cedan y a cambio las arreglen las familias que vengan a Vilariño. Buscamos sobre todo emprendedores, familias con ganas de montar un negocio”. De momento han llegado desde diversas zonas del país, Madrid, Teruel y de la propia Galicia. La crisis azota también al campo gallego pero según aseguran desde la asociación “hay posibilidad de venir y montar un invernadero, contamos incluso con una empresa que se ha comprometido a recoger los productos”. Además “el área de turismo rural todavía no está explotada”.

Raúl Gibert explica que ha llegado a Vilariño más por volver a la naturaleza que por la crisis aunque reconoce que “aquí se gasta mucho menos. En Tarrasa -donde vivíamos antes- no habías salido de casa y ya te estabas gastando dinero”. El punto negativo, por poner alguno, serían los servicios aunque desde Xolo aseguran que “tenemos de todo en el pueblo, hasta biblioteca”. Otro de los vecinos del pueblo se muestra más reticente a estas iniciativas, están bien pero no le convence la llegada de nuevas familias al pueblo “no sabemos quién va a venir… Si van a ser buena gente o alguien que viene a robarnos o a aprovecharse del pueblo”. El miedo a lo desconocido siempre acaba saliendo a escena.

Ventajas por el traslado

En León, en la localidad de Arganza tienen también el cupo cubierto, han ofertado casas gratis a familias con al menos dos hijos para impedir la desaparición de la escuela del pueblo. Dar la vuelta a la pirámide social es uno de los principales objetivos que hacen que estos pueblos ofrezcan condiciones ventajosas para las familias, sus censos poblacionales han caído en picado desde comienzos del siglo XX y la edad de sus habitantes es cada vez mayor. Las iniciativas son variadas, en algunas localidades se premia el nacimiento de un bebé con una cantidad económica, o se elimina el pago de impuestos durante un determinado tiempo a los nuevos negocios.

También está la posibilidad de acceder a un alquiler bajo a cambio de contribuir a revivir el pueblo o la aldea. Hay que tener claro que en la mayoría de los casos se buscan perfiles de emprendedores, de familias con proyectos que puedan encajar en el ámbito rural, no un puesto de trabajo en una industria. En Jaén, por ejemplo, tienen un hueco asegurado los artesanos, Las Graceas es una aldea hasta hace poco casi fantasma en la que se está organizando una cooperativa de artesanos a través de la cual se pretende repoblar la zona. Los candidatos a ser vecinos de esta aldea han de tener muy claro que únicamente se aceptarán proyectos de emprendedores, no hay puestos de trabajo asignados.

Por norma general, el cambio de vida irá aparejado de un proyecto emprendedor, pero hay excepciones. En el pequeño pueblo de Cabestany, en Lleida, sus apenas 15 vecinos decidieron abrir una nueva puerta para las visitas y dar publicidad al pueblo. Cuatro años asegurados de trabajo en el bar del pueblo para la familia que se quedara en Cabestany a vivir y alojamiento gratuito durante ese tiempo en la casa señorial que alberga el local y la vivienda y que ha sido restaurada por la Asociación Amics de Cabestany para recuperar el pueblo. La crisis ha empujado a muchas familias a volver al pueblo. Es una opción más, pero a día de hoy, las iniciativas de este tipo están desbordadas. Si se está planteando cambiar la ciudad por el campo por esta vía, tenga paciencia. Hay una larga lista de espera.

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