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Rennett Stowe, en Flickr (Licencia CC).

Saber regar las plantas

Una tarea tan sencilla como puede parecer regar las plantas a veces no la llevamos a cabo correctamente. Hay que tener en cuenta una serie de factores, puesto que cada especie es diferente y, por tanto, necesitará una frecuencia de riego u otra. Las plantas requieren crecer en unas condiciones óptimas para estar sanas. El agua es lo que les da la vida, puesto que a través de ella absorben los nutrientes del suelo.

Así como deberás tener en cuenta la variedad que tienes en tu jardín, también es importante diferenciar la época del año en la que estés. Antes de decidir la frecuencia con la que refrescarás las plantas que tengas en tu terreno, pregunta a un profesional para conocer el tipo de riego que precisan.

Tipos de riego

Se pueden dividir las especies en tres grupos, dependiendo de la frecuencia e intensidad de riego que requieran:

  1. De riego abundante. En este grupo se incluyen las plantas que cuando crecen presentan capullos o flores muy grandes. Hay que regarlas entre tres y seis veces al día en verano y una en invierno. Son una tipología que necesitan mucha atención, pero el resultado compensa. Para saber si estás aportándoles la cantidad de agua necesaria, toca la parte superficial de la tierra y comprueba que no esté seca.
  2. De riego moderado. Dentro de este grupo se encuentran las que necesitan agua de dos a tres veces por semana en verano, y una vez cada semana y media en invierno. Al igual que a la primera clase, deberás tocar el terreno de vez en cuando para asegurarte de que no esté seco.
  3. De poco riego. Por último, están las especies que no necesitan muchos cuidados. Son las más cómodas sin lugar a dudas, puesto que con regarlas una vez a la semana en verano y una al mes en invierno florecerá bella. Un ejemplo de esta clase es el cactus. Así que, si quieres irte de vacaciones sin que se marchiten tus plantas, escoge una que requiera poco riego.
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