Lo que más destaca al viandante cuando se adentra en la ciudad de Vigo, y se topa con su casco urbano, son sus numerosas calles empinadas que, a diestro y siniestro se reparten por todos los lados. Es, sin duda, la ciudad de “las cuestas”, apenas existen vías horizontales, algo que nos recuerda a la ciudad de San Francisco. No por ello, el tráfico deja de estar perfectamente organizado y los accesos se mantienen fluidos, ordenados y bien estructurados. Núcleo histórico de la ciudad, a lo largo de su casco urbano Vigo nos enseña sus poderosas casas señoriales, de planta baja, o sus museos, jardines y pazos –palacios, en castellano.